Pirámides en Arealonga

raquel zas, s. c.

SOCIEDAD

El concurso internacional de castillos de arena reunió a expertos y novatos

26 jul 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Las nubes no frenaron una tradición que cumple 23 años. Mucho público estuvo pendiente ayer de los 140 participantes en el Concurso Internacional de Castillos de Arena de Barreiros. Se repite religiosamente cada 25 de julio, en Arealonga, playa de bandera azul de A Mariña lucense.

«Hay menos gente que otros años, pero no nos podemos quejar ante este tiempo», contaba Manuel Méndez, fundador del concurso. Entre los creadores, ayer, de nuevo incondicionales que participan desde la primera edición, como la Agrupación de Sordos. Otras, como una asociación de padres de niños sordos u otra de disminuidos psíquicos, también llevaron a pequeños y mayores a disfrutar del arte efímero con arena. «Es muy bonito ver cómo esta gente hace que estos chavales pasen un buen rato», comentaban. Es algo más que castillos de arena, una actividad lúdica y social que los educadores consideran relevante para integrar a discapacitados.

Hay quien se lo toma muy en serio y hace de esta práctica playera todo un arte, como un barcelonés con vivienda en Barreiros que acude con sus herramientas todos los años y construye verdaderas obras de arte. Y para arte, la participación del escultor y pintor Xeada, que, fiel al certamen, quiso tributar su particular homenaje a las víctimas del accidente de Angrois recreando el propio tren con arena.

Aquí hay expertos de todas las edades, y Pedro García representando a los veteranos con 84 años y sin haber faltado ni a una sola edición, esculpía en la orilla una simpática gorra mientras bromeaba sobre su edad.

Entre tanto concursante había algún mariñano, pero lo cierto es que la mayoría eran turistas que se acercaban por allí, sin perder detalle ante el trabajo de los artistas. «Me parecen muy divertidos estos concursos, me extraña no ver a más gente aquí. Creo que al ser de fuera y no estar acostumbrados a tener la playa al lado apreciamos lo de aquí mucho más», contaba una participante que ayudaba a sus hijos. Son los más pequeños los que más ilusión muestran, aunque algún padre que otro también se metía en el papel. «Da gusto ver a los niños jugar como antaño, lejos de tanto móvil y tanto videojuego. Los padres deberían incentivar más el contacto con la naturaleza», contaba Manuel Méndez, pensando ya en el 2015.