¿Oportunidad o amenaza?

Luis E. Suárez PTE. COLEGIO GEÓLOGOS (ICOG)

SOCIEDAD

02 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La sociedad se suele posicionar ante determinados avances científicos sin conocer en profundidad su funcionamiento o alcance. Con frecuencia los medios de comunicación nos requieren una postura maximalista: a favor o en contra, blanco o negro; esta polarización, en la que el ICOG ni quiere ni debe entrar, no contribuye a esclarecer el debate, sino a enturbiarlo.

Por ello nuestra postura con respecto al fracking va dirigida a aportar conocimiento y rigor científico. El ICOG acogió jornadas, fomentó charlas y participó en debates donde todos los implicados dieron su punto de vista. Como profesionales creemos que se puede conciliar el desarrollo económico mediante el aprovechamiento de los recursos del país con la protección estricta del medio ambiente. Son dos bienes complementarios. No es necesario descartar a priori técnicas que puedan favorecer el autoconsumo energético del país.

La sociedad debe saber que actualmente la dependencia energética de petróleo y gas en España es de 99,6 %. Sin embargo, tenemos un enorme potencial en shale gas o gas de esquisto, recurso extraído mediante el fracking que podría asegurar nuestro consumo energético por 55 años. No es un tema menor. En cualquier actividad humana el riesgo cero no existe. La técnica de fracturación hidráulica debe ejecutarse siempre en base a los principios de cautela y acción preventiva previstos en la legislación vigente. El objetivo es evitar cualquier tipo de afección a las personas, a los bienes y al medio ambiente.

La experiencia nos demuestra que el fracking es viable técnica, económica y medioambientalmente. En Estados Unidos se realizan 35.000 perforaciones al año y ha contribuido a que el precio del gas disminuya: es un tercio más barato que en Europa.

El ICOG se ha puesto a disposición de la Administración para asesorar en la realización de una normativa de fracturación hidráulica medioambientalmente sostenible. El fracking puede traernos un modelo económico alternativo, pero por encima de intereses estratégicos debe primar el respeto escrupuloso al medio ambiente. Su éxito fracaso dependerá de si lo vemos como una oportunidad o como una amenaza.