«Pedir a un niño que se concentre es una paradoja neurocientífica»

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Cree que la misión de un profesor es «hacer fans» y enseñar a pensar

26 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Javier Bahón es un pedagogo experto en inteligencias múltiples, y desde hace años se dedica a formar a profesores en la potenciación de estas habilidades que cada persona tiene desarrolladas en diferente grado. Estuvo en A Coruña invitado por el colegio público Salgado Torres dentro de las Xornadas de Atención á Diversidade, que organiza junto al CEIP San Francisco Javier.

-Ahora sabemos que el cociente intelectual es un sistema de medición erróneo, pero ¿cómo se miden las inteligencias múltiples?

-Hay protocolos para los alumnos, pero hacer un perfil de un estudiante lleva tiempo, no es como en el caso del cociente intelectual estándar, que en una o dos mañanas lo haces. Esto necesita varios años, porque además los chicos evolucionan.

-¿Es bueno que cada año o cada dos los alumnos cambien de tutor? ¿No limita la detección de sus capacidades?

-Yo creo que no influye, incluso puede ser positivo, porque lo mejor es que el centro tenga la visión más completa de cada alumno, conocerlo al máximo, y eso también se consigue entre todos. Es el expediente del alumno el que tiene que ser completo, con suficientes fuentes de opinión para que cada año se sepa más del estudiante.

-¿Qué diferencia el análisis tradicional de cociente intelectual (CI) y el hecho a partir de las ocho inteligencias?

-La forma para calcular el CI utiliza poca información, y sobre todo no se encuentra utilidad en la educación. Es falso que un alumno con un CI de 65 no vaya a hacer nada de su vida, porque se escapan muchas competencias que puede tener; ni un CI de 100 significa que un estudiante sea del montón. Todos sabemos de casos de compañeros que tenía un expediente académico mediocre y después triunfaron en la vida; o al revés.

-Supongamos que sabe las inteligencias de un alumno en concreto. ¿Qué hace?

-Todos tenemos fortalezas y debilidades, los alumnos, por supuesto, pero también los profesores. Todos los profesores nos hemos encontrado con alumnos que tenían mucha más capacidad que nosotros para alguna cosa. Las fortalezas las tenemos que fomentar para que no decaigan, pero sobre todo hay que potenciar las debilidades para que mejoren.

-¿Qué valor tiene el trabajo y la concentración en este proceso?

-La capacidad de concentración es fundamental, pero no nace con el ser humano. Esas funciones cerebrales se desarrollan en la zona prefrontal [gráficamente, es el cerebro situado tras la frente], que es la última que madura en el ser humano, ¡y lo hace sobre los 30 años! Por tanto, pedirle a un alumno de ocho años que esté concentrado es una paradoja neurocientífica. Es como si le dices a un niño de cuatro años que tiene que lavarse los dientes a diario porque así cuando tenga 40 tendrá una boca estupenda.

-Su procesamiento mental es completamente distinto al de un adulto.

-¡Del todo! Yo siempre pongo un ejemplo que es algo tonto, pero resulta útil: solo los adultos hacen bicicleta estática. Uno se pasa una hora pedaleando mirando a una pared y termina sudoroso y encantado, porque sabe lo que ese esfuerzo le va a suponer; un niño ni se lo plantea, ¡porque esa bici no lo lleva a ningún sitio!

-Entonces, ¿cómo se consigue que el alumno atienda?

-Primero, que la propuesta didáctica tenga un significado real. Ningún niño de diez años entiende para qué sirve el mínimo común múltiplo o por qué dividimos las palabras en lexemas y morfemas. Después, es importante que se conozca a sí mismo, que piense en cómo piensa. Ante un problema, hay que preguntarle ?¿qué has necesitado para que salga bien??. Para concentrarse hay opciones interesantes, como el Body Percussion, que es hacer ruidos con el cuerpo, que a los niños les encanta y exige una concentración enorme; también se puede practicar tai-chi.

-Suena de maravilla, ¿pero cómo se hace eso con 25 alumnos?

- Yo propongo dedicar la primera hora a ejercicio, porque el cerebro no está para aprender matemáticas, pero sí para hacer footing: las personas que hacen deporte por la mañana tienen mucha más energía. Después, hay muchos métodos: por ejemplo, podemos enseñar el gótico haciéndoles repetir las características de memoria o jugando con el cuerpo. Yo enseguida pongo a los niños a hacer figuras con brazos y piernas: ¡Entre todos hacemos unas bóvedas de crucería...! Ellos se lo pasan muy bien, pero sobre todo acaban entendiendo que si el arco no es apuntado el edificio no puede ser muy alto; o que sin arbotantes no se pueden colocar tantas vidrieras. Jugamos y usamos eso de ?¿qué pasaría si...??

javier bahón, pedagogo experto en inteligencias múltiples

Los exámenes, «enemigos» del maestro

Javier Bahón cree que «cuantos más exámenes, peor. Ahora con la Lomce y las reválidas, seguro que va a empeorar el sistema educativo. El examen es una trampa que lleva al profesor a trabajar de una manera que le hace sentirse incómodo, y que es lo contrario de lo que debiera».

-Menos es más.

-El exceso de contenido no es aprendizaje, es olvido. Tenemos que centrarnos en los básicos y profundizar en ellos.

-¿Cuál es el papel del profesor?

-La misión de un profesor es emocionar a los alumnos con su área, hacer fans. Tiene que enseñar a partir de tres bases: pensar, colaborar, comunicar.

-¿Le parece bien cómo se forma a los profesores?

-Hay que mejorarlo. Lo que más marca a un maestro es cómo te han enseñado a ti. Por eso propongo aprender mirando. Entiendo que hay que ser exigente con los maestros, no puede ser un cajón de sastre, y hay que asumir que algunos tendrán unas notas estupendas pero no sirven para esto: el educador necesita ser empático.