¿Y este año, habrá sol?

Xavier Fonseca Blanco
Xavi Fonseca LA VOZ

SOCIEDAD

Galicia podría salvarse de las previsiones que anuncian que este año, en el sur de Europa, en los meses de junio, julio y agosto se vivirá un verano más húmedo y lluvioso de lo normal

25 may 2014 . Actualizado a las 13:55 h.

La ciencia y la tecnología avanzan a pasos agigantados. Pero no lo suficiente como para ofrecer en la actualidad una previsión estacional fiable. El despropósito del canal francés de meteorología, que el año pasado anunció un 2013 sin verano, todavía permanece en la memoria de todos. Pero los pronósticos se siguen realizando. Ahora mismo ya hay dos importantes e incluso una nueva teoría para estos meses estivales.

En el 2007 la Met Office, la oficina meteorológica británica, decidió hacer públicas en su web las previsiones estacionales. Ese año pronosticó un verano muy caluroso y terminó siendo el más húmedo desde 1912. En el 2008 ocurrió exactamente lo mismo. En el 2009 fueron un paso más allá y anticiparon un verano «de barbacoa». Un calificativo que alimentó los titulares de prensa. Por eso aquel error fue todavía más sonado. Aunque lo peor estaba por llegar. El invierno del 2010 resultó muy duro en Inglaterra y no lo vieron venir. El escándalo fue mayúsculo y las previsiones llegaron incluso hasta el parlamento. Ahora están restringidos al ámbito profesional y de la investigación. La historia más reciente demuestra que animarse con una predicción así puede costar caro. Al menos en las latitudes medias. «En las zonas ecuatoriales tienen más sentido porque las masas de aire no se mueven tanto y el océano posee mayor predictibilidad. Esto permite, por ejemplo, saber cuándo viene un fenómeno como el Niño, como está ocurriendo ahora» explica Juan Taboada, de MeteoGalicia.

Pero, a falta de casi un mes para el verano, ya existen dos predicciones. Una de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos) y otra de la propia Met Office, a la que hemos tenido acceso. Incluso hay una teoría. Pero, repetimos, hay que acoger esta información con escepticismo. «Las previsiones atienden a zonas extensas como Europa y no a una región concreta como Galicia» dice Taboada.

Para realizar una previsión estacional es necesario disponer de unas condiciones iniciales. Un punto de partida a partir del cual «correr» el modelo de predicción. El de la NOAA ha tomado como referencia el periodo del 18 al 27 de abril. Y el resultado muestra una diferencia bastante significativa entre el norte de Europa, donde el tiempo será cálido y seco, y el área Mediterránea, donde se aprecian anomalías de temperaturas y lluvias, incluyendo a la península ibérica. Pero hay buenas noticias ya que Galicia se libra. «Aun así este pronóstico no ofrece demasiados detalles porque esas anomalías de precipitaciones podrían concentrarse en diez días de episodios tormentosos y el resto de la estación comportarse de forma normal» aclara el meteorólogo.

La apuesta de la Met Office es similar. Indica que durante los meses de junio, julio y agosto existen más de un ochenta por ciento de posibilidades de que todo el continente europeo registre temperaturas por encima de la media, excepto la península ibérica. Y en cuanto a la lluvia añade que en la mitad norte de Europa esperan unas condiciones secas. Mientras, en el sur existe un sesenta por ciento de opciones de que el verano sea más húmedo de lo normal, incluyendo a España pero también mantiene al margen a nuestra comunidad. Con los dos pronósticos sobre la mesa se aprecia un punto en común. El referente a la lluvia y que Galicia saldría bien parada.

La teoría del Niño

A finales del siglo XIX los pescadores de Perú comprobaron que cada cierto tiempo sus aguas estaban más cálidas que de costumbre. Ese calentamiento generaba que el mar dejase de ser nutriente e impedía pescar. Solía ocurrir durante la Navidad, cerca del nacimiento del niño Jesús. Así que decidieron bautizar a esa corriente como el Niño. Después la ciencia descubrió que no era un fenómeno local, sino que afectaba a todo el Pacífico Ecuatorial. Allí, por el efecto de los vientos alisios, las condiciones normales en el extremo oriental, en la zona de Perú, son de tiempo seco y frío. En el otro lado, en Australia e Indonesia, donde esas aguas llegan muy calientes y provocan mucha evaporación, son cálidas y húmedas. El Pacífico es el océano más grande y por ello las consecuencias de ambos eventos naturales tienen una gran repercusión sobre el clima de todo el planeta. El Niño comienza a desarrollarse y todo apunta a que será más intenso que el último, que tuvo lugar en 1997. Esto ha llevado a un grupo de meteorólogos alemanes a indicar que los efectos se dejarán notar este verano en Europa en forma de mucho calor. Sin embargo, expertos como Taboada consideran que «esta teoría no tiene mucho sentido porque hay que esperar hasta Navidad para ver como culmina el proceso. Las consecuencias se notarían, en todo caso, la próxima primavera y verano».