La farmacia se engancha a Twitter

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los contenidos del curso también se pueden ver en un blog
Los contenidos del curso también se pueden ver en un blog

Profesionales hospitalarios aprenden a través de la red social en un curso pionero que ha obtenido la acreditación de formación continuada

24 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Conocimientos en terapéutica, twitter y una gran dosis de ilusión. Estos son los ingredientes que han convertido a twiterapeutica en una fórmula de éxito. O, lo que es lo mismo, el uso de la popular red social para impartir cursos on line dirigidos a profesionales de farmacia hospitalaria ha trascendido lo que en principio pudo haber sido un experimento para convertirse en una sólida herramienta de formación susceptible de ampliarse a otras áreas médicas y sanitarias.

La experiencia incluso ha sido acreditada por la Comisión de Formación Continuada de Castilla-La Mancha con 9,7 créditos, lo que significa que cualquier profesional de este ámbito que se presente a una plaza en cualquier punto de España podrá contar con un valor añadido en su currículo. «Para nosotros fue una sorpresa, es alucinante el seguimiento que está teniendo», explica María Jesús Lamas, jefa de servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y una de las impulsoras de una iniciativa que surgió por casualidad hace poco menos de un año y que continúa su expansión. «Es -subraya- el primer curso de cualquier tipo vía twitter que está acreditado como formación continuada».

Las enseñanzas las pueden seguir tanto farmacéuticos como médicos en general o cualquier persona interesada en los temas. Y no solo de España, sino que el blog en el que se recogen los contenidos (http://imaginefarma.blogspot.com.es/) y los propios tuits son seguidos desde Europa, Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Uruguay, Rusia e incluso desde África.

«Nuestro objetivo es difundir y actualizar conocimientos de terapéutica e ideas para mejorar la práctica asistencial, pero, sobre todo, conectar ideas», explica Olga Delgado, coordinadora del proyecto y farmacéutica del Hospital Universitario Son Espases de Mallorca. La idea surgió de la guía que el director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, hizo de los cuadros de la colección a través de varios tuits. ¿Por qué no hacer lo mismo en un curso de formación?, se dijeron. La respuesta es twiterapeutica.

Hasta el momento se han celebrado diez cursos de una variada temática, desde farmacia pediátrica, reumatología, oncología, enfermedades cardiovasculares hasta neurología, VIH, uso prudente de los fármacos, alimentos funcionales en la enfermedad inflamatoria intestinal o trasplantes. Este último es el que se está impartiendo en la actualidad.

El reto de los 120 caracteres

Como cabía esperar, el mayor reto al que se enfrentan los profesores es el de resumir cada clase en 120 caracteres, que es el máximo admitido por la red social. «Es muy difícil, pero hay que sintetizar y escoger las ideas clave para que luego los alumnos puedan seguir estudiando por su cuenta», apunta María Jesús Lamas. Los mensajes tienen que ser cortos y aportar ideas consolidadas que estén plenamente aceptadas en el ámbito médico, pero para ayudar a los seguidores también se insertan enlaces con artículos científicos relacionados con los temas propuestos, además de vídeos de películas, novelas o incluso obras de arte.

Las clases se celebran de lunes a jueves a partir de las nueve de la noche. Suelen durar una hora, aunque si el tema interesa a los internautas las discusiones se prolongan por más tiempo. Los alumnos que quieran participar de forma oficial, fundamentalmente profesionales de farmacia hospitalaria, deben inscribirse con antelación y responder a una serie de preguntas de acceso. Sin embargo, cualquier persona puede acceder a los contenidos. Y no son pocos los que lo hacen.

En el curso de función pediátrica incluso se dio el caso del padre de un niño que estaba aquejado de una rara dolencia que los médicos no sabían a que se debía. Siguiendo las clases se encontró con un supuesto parecido que se debía a los efectos secundarios de un medicamento, circunstancia de la que informó al médico de su hijo y, tras realizar la prueba correspondiente, comprobaron que también era lo que le había ocurrido al pequeño.