La visita del papa Francisco a Tierra Santa crea expectación en las tres religiones

Elías L. Benarroch EFE

SOCIEDAD

MAURIZIO BRAMBATTI

Una familia hondureña-palestina almorzará con el Papa durante el encuentro que éste tiene previsto celebrar en Belén con varias familias palestinas

21 may 2014 . Actualizado a las 19:18 h.

Judíos, cristianos y musulmanes de la comunidad latinoamericana en Tierra Santa coinciden en señalar la importancia de la visita, el próximo fin de semana, a la zona del papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, y esperan que su presencia sea un signo de paz y concordia para el futuro.

«La visita de Francisco causa emoción en toda la comunidad argentina y (...) latinoamericana», aseguró a Efe León Amirás, presidente de la ONG que reúne a este grupo en Israel, la OLEI.

Formada por unos 75.000 argentinos y alrededor de otros 25.000 miembros de los demás países de Iberoamérica, la comunidad latina en Israel consiste principalmente de judíos que emigraron a este país desde 1948, pero que preservan una fuerte identidad latina y se sienten halagados por el que pontífice tenga su mismo origen.

«Francisco es un símbolo de paz, de hermandad, de modestia», afirmó Amirás al instarle a aportar su «granito de arena» para apoyar a todos los cristianos de Oriente Medio, fomentar las relaciones entre el Vaticano e Israel, y aportar «ideas» para traer la paz a una región en la que aún «creemos en milagros».

Es un mensaje similar al que, desde su lado, trasladaron al Papa los latinoamericanos palestinos, también entusiasmados con la inminente llegada del pontífice.

«Una visita de este tipo es siempre emocionante, agita la vida por todos lados, es una bendición», declaró a Efe Basmah Barham, palestina de origen peruano residente en Bet Sahur, en el distrito cisjordano de Belén.

A Barham no le cabe duda de que el mensaje del papa debe ser «eliminar la enemistad que separa» a los pueblos de Tierra Santa, para que «nuestros hijos puedan crecer de una manera saludable, sin ser odiados ni odiar a nadie, y con la dignidad que merece cualquier ser humano».

«Esta visita significa mucho para mí, como cristiana y como palestina, y si le tuviera enfrente le pediría que intercediera ante Israel para que nos permita viajar a Jerusalén a orar», explicó.

Debido a las medidas de seguridad impuestas desde la Segunda Intifada (2000-2005), los palestinos de Cisjordania -cristianos y musulmanes- no pueden acceder libremente a la ciudad santa, salvo en las fiestas de cada religión y siempre mediante engorrosos permisos que no todos obtienen.

«Es realmente frustrante no poder ir a rezar al Santo Sepulcro con libertad, cuando queramos y sin necesidad de pedir permisos a nadie», insiste Barham al pedir al papa su mediación.

En Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este viven al menos 50.000 palestinos con nacionalidad de países de América Latina, sobre todo de Chile y Brasil, pero también de El Salvador, Honduras, Venezuela o Perú.

Una familia hondureña-palestina almorzará con el Papa durante el encuentro que éste tiene previsto celebrar en Belén con varias familias palestinas.

Distribuidos por toda la región, una buena parte son cristianos, pero también hay muchos que profesan el islam.

«Es muy bonito que venga, es un padre latinoamericano y esperaría que ayudara a solucionar los problemas de los palestinos», señala el peruano Fernando Massa, residente desde 1975 en la aldea de Dair Dibwán, al este de Ramala.

Convertido al islam, la religión de su mujer, destaca que para él la visita de Francisco no despierta un «interés especial desde el punto de vista religioso» o «expectativa» debido a los problemas de la vida cotidiana bajo la ocupación de Israel, pero que es «muy bienvenido».

A menos de cincuenta kilómetros, en la ciudad israelí de Raanana, al noreste de Tel Aviv, el pianista argentino Alberto Aredez reza por que la paz llegue pronto a esta tierra dividida.

«Nos llena de gozo que Francisco llegue acá. Es una gran ocasión por la renovación que este hombre está produciendo en la iglesia y le proponemos aprovechar la visita para dar un toque de ilusión y esperanza a Palestina e Israel, para que su presencia sea un comienzo real y sólido de un cambio de mentalidad en sus relaciones», declaró a Efe.

Radicado en Israel desde 2000, Aredez, que ha tocado con la cantante argentina Mercedes Sosa, destaca el tronco común de los pueblos y confesiones en la región y la necesidad de un «entendimiento que ponga fin a la guerra, con acciones y no con palabras».

«El Papa debe tender las manos a ambos pueblos y servir de unión», concluyó.