«Mamá, te paso al Papa»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

El gallego Javier Romero aprovechó una recepción en el Vaticano para que el pontífice hablara con su madre, que acababa de parar el coche

30 abr 2014 . Actualizado a las 19:37 h.

Dicen que están «como en una nube». María solo recuerda que iba conduciendo por el barrio coruñés de Mesoiro cuando recibió una llamada. Nunca coge el teléfono cuando va en coche, pero estaba pendiente de una gestión y paró. No era la amiga que esperaba. Llamaba su hijo, Javier Romero, desde Roma, donde trabaja en la agencia televisiva de noticias Rome Reporters. Este periodista gallego, máster en Producción y Gestión Audiovisual de La Voz de Galicia, relata cómo le pasó el teléfono al papa para que hablara con su madre. «La cosa fue más sencilla de lo que parece: aquí en Roma, día sí y día también, salen noticias de lo que el papa hace por la gente. Tiene detalles espectaculares como las llamadas que hace a personas que sufren. En todas las audiencias la gente le pide hacerse fotos con él, que bendiga fotos de su familia o rosarios y él siempre acepta». Así que «no es la primera vez que alguien le pide que hable por teléfono con un familiar o un amigo», aunque, hasta ahora, no había constancia de que alguna de esas llamadas llegara a Galicia.

Desde hacía un tiempo Javier Romero quería tener un detalle con sus padres. La ocasión se le presentó hace unos días. «Estuve en un encuentro del papa con un grupo de argentinos que trabajan en una obra social. Fue en su residencia de la Casa Santa Marta», dice. Al entrar, «Francisco saludó a todos los que estábamos en la sala [unas 20 personas, más o menos]. En ese momento me limité a darle la mano y nada más. Sin embargo, cuando terminó el encuentro nos dijeron que podíamos ponernos en fila para saludarlo y entonces me vino la idea de llamar a alguien de mi familia». La cabeza le entró en ebullición: «Llevo unos meses sin verles [desde agosto] y como, por el momento, no van a venir a Roma... pues se les echa en falta». El dilema era «si llamar a uno de mis hermanos o a mis padres, y al final... me decidí por mamá. Tenía un poco de miedo porque ella no está pegada al teléfono, pero como había bastante cola fui dejando pasar a la gente hasta que respondió».

«Ella no respondió al instante»

Desde la cola «en voz baja pregunté dónde estaba y le dije que le iba a pasar al papa porque estaba a punto de saludarlo». Silencio al otro lado del teléfono. «Ella no respondió al instante, titubeó un poco y al final me dijo: 'Pero ¿cómo...? Pero... ¿qué le digo?'». No había tiempo para explicaciones. «Entonces me llegó el turno. Estaba muy nervioso, la cobertura no era buena y me quedaba poca batería. Además, la situación impone. Lo que le iba a pedir al papa no era muy protocolario», reconoce el periodista. «Me acerqué a él y en pocas palabras le resumí un asunto que afectaba a mi familia... Él me escuchó y a continuación le dije algo así como:

-¿Puede saludar a mi madre por teléfono?

-¿Cómo se llama?

Le dije el nombre y él, brevemente la saludó y le dio su bendición. Después me dio la mano, se lo agradecí y me fui a un sitio apartado para hablar con mi madre... Mi madre estaba tan emocionada que casi se me saltan las lágrimas». Y concluye Javier Romero: «Creo que esto no se me olvidará nunca. Y a mi madre tampoco».