Nélida Zaitegi: «Quiero una escuela en la que los alumnos busquen, analicen, cuenten y debatan..., que aprendan a aprender»

S. C. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

28 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Nélida Zaitegi de Miguel (País Vasco, 1946) estuvo en Galicia invitada por los colegios San Francisco Javier y Salgado Torres, de A Coruña, para participar en sus jornadas de atención a la diversidad. Ella, inspectora de educación jubilada, se dedica ahora a asesorar sobre cómo tiene que ser la escuela y los profesores del siglo XXI. Apasionada de su trabajo, defiende que el maestro ha de ser como un entrenador, alguien que anime, acompañe, y, por supuesto, ha de estar muy valorado.

-¿Qué escuela le gustaría que tuviésemos?

-Una que mire hacia adelante. Es difícil saber lo que pasará, aunque el cambio va a ser una constante. Yo empleo una frase: «Hay que educar el núcleo duro, y dejar para el final los periféricos».

-¿Cómo sería la clase ideal?

-Una en la que se negociase con el alumnado la materia a analizar y esté pegada a la realidad. Una en la que promueva aprender a aprender, en la que los alumnos trabajen en equipo investigando por ellos mismos los temas, que los presenten en clase y digan, y eso es muy importante, cómo han llegado a sus conclusiones, cómo han sorteado los problemas que se han encontrado. Una escuela en la que los alumnos busquen, analicen, cuenten, debatan. De la que los alumnos salgan sabiendo quiénes son; que tengan un proyecto de vida; que sepan gestionar sus sentimientos, debilidades y fortalezas; que sepan trabajar con los demás, compartir y ponerse en el lugar del otro; que no nieguen la existencia de conflictos, sino que sepan solucionarlos, porque los conflictos son parte de la vida.

-¡Ambiciosa!

-La escuela debe formar buenas personas, buenos ciudadanos y buenos profesionales.

-Para alcanzar esos objetivos la enseñanza tiene que cambiar, no hay duda...

-Se está haciendo. Las universidades catalanas, por ejemplo, van a poner en marcha entrevistas a los estudiantes como parte del proceso de selección para ser profesores. No es solo tener buenas notas, que también, sino demostrar empatía. ¿Sabes cuál es la causa del éxito de Finlandia, del que tanto se habla? Para ser profesor no solo hay que tener un gran expediente, el 40 % de quienes comienzan Magisterio no lo terminan, y no por notas, sino por su actitud. Tienen que tener competencia emocional, social, ser compasivos, vincularse con el alumnado... No quieren a los mediocres, solo a los mejores, y por eso, cuando por fin ejercen tienen una enorme autonomía y no necesitan una inspección. Si formamos buenos maestros, les podemos dar autonomía.

-La empatía es fundamental

-Yo veo al profesor como un cómplice del niño, y en eso no vale el café para todos. Algunos no necesitan más que agua, porque tienen todo a su favor, pero a otros les tienes que dar café, bollo y galletas [risas]. Cada niño necesita algo concreto para ser la mejor persona y el mejor profesoral posible, y eso lo tiene que dar el profesor.

-Defiende los cursos de formación continuada entre los profesores como algo obligatorio.

-Es que es lógico. Si Renault va a sacar un nuevo modelo, ofrece a los trabajadores que van a hacerlo un curso de formación obligatoria, para que sepan construirlo. Nadie se opone, ni los sindicatos, porque saben que necesitan esa formación y porque si no la hacen, esa planta de Renault se queda sin el modelo. ¡Pues cuánto más cuando se trata de la enseñanza de nuestros hijos! Yo he sido inspectora de Educación muchos años, y cuando abordábamos el conflicto con un profesor y me venían los sindicatos, por ejemplo, para hablarme de los derechos del docente, yo siempre les decía lo mismo: «¿Quieres hablar de derechos? ¡Muy bien! Tú pones sobre la mesa los derechos del profesor, que los tiene y son muy importantes, y yo pongo sobre la mesa los derechos de 25 niños... ¿qué derechos pesan más?». No es cuestión de elegir, pero debemos tener claro qué hacemos todos aquí, cuál debe ser nuestro objetivo.