Hallan la huella de la expansión del universo tras su nacimiento

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Atlas

La primera evidencia de la inflación cósmica confirma el «big bang»

18 mar 2014 . Actualizado a las 12:22 h.

Son los primeros temblores del universo. Y también la prueba de la «primera evidencia directa» de la denominada inflación cósmica, un evento extraordinario iniciado en la primera fracción de segundo tras el big bang, justo el instante en que el cosmos se expandió de forma exponencial en un crecimiento enorme y muy rápido del espacio-tiempo.

Los temblores, el primer eco del big bang emitido hace 13.800 millones de años, son las ondas gravitacionales primordiales, la última predicción de la teoría de la relatividad de Einstein que aún estaba por confirmar. Son ondulaciones minúsculas en el espacio-tiempo, en el tejido del universo que llevan la energía a través del espacio y que se propagan a la velocidad de la luz. Su hallazgo, ansiadamente buscado por los científicos durante más de veinte años, fue anunciado ayer por investigadores del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsoniano. Es una evidencia aún indirecta, captada por el telescopio BICEP2 en el Polo Sur, que deberá ser aún confirmada por la comunidad internacional de físicos, pero que a su vez aporta la «primera evidencia directa de la inflación cósmica», la hipótesis expuesta por Alan Guth en 1979 para que, a su vez, se pudiese encajar la teoría del big-bang, que explicaba bien la expansión de las galaxias, pero no esa chispa inicial, esa primera fracción de segundo en la que el cosmos creció de forma exponencial. Este suceso es también lo que avala que partes tan distantes del cosmos hayan podido tener la misma temperatura y densidad. O, lo que es lo mismo, su homogeneidad, lo que la teoría inicial del big bang dejaba sin respuesta.

La meta de la cosmología

Los datos aportados ayer también confirman una profunda conexión entre la mecánica cuántica y la relatividad general. Si se confirman todos estos descubrimientos, se abrirá un nuevo capítulo en la astronomía, la cosmología y la física.

«La detección de esta señal es una de las metas más importantes de la cosmología actual y el resultado de una enorme cantidad de trabajo llevado a cabo por muchos investigadores», destaca John Kovac, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian. Muchos ya hablan de un hallazgo de Nobel.

Un hecho que aún necesita confirmación

«Este trabajo ofrece nuevas pistas sobre algunas de nuestras preguntas más básicas: ¿Por qué existimos? ¿Cómo empezó el universo? Estos resultados no solo son una pistola humeante para explicar la inflación cósmica, sino que también nos dicen que la inflación tuvo lugar y lo poderoso que fue el proceso». El físico teórico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, fue uno de los que ayer saludaron efusivamente un hallazgo que otros de sus colegas calificaron de revolucionario.

Entre tanto entusiasmo, el físico de la Universidade de Santiago Javier Mas Solé opta por mantener la prudencia. Aclara en principio que lo que se ha observado «no es una evidencia directa de las ondas gravitacionales, sino que son medidas indirectas». «Podría decirse -explica- que lo que han captado es una fotografía estática de los efectos que han producido, un fotograma que es consistente con que lo observado pueda ser una onda gravitatoria. Pero lo realmente revolucionario sería una prueba directa, que la onda mueva uno de los detectores que existen en tierra».

«En el primer instante después del big bang»

José Edelstein, también físico teórico de la Universidade de Santiago, explica que evidencias indirectas de la existencia de ondas gravitacionales ya fueron observadas en el pasado en estrellas binarias. En todo caso cree que es un hallazgo relevante que habrá que confirmar.

Para Tom LeCompte, un físico especialista en altas energías en el CERN de Ginebra, el avance es «extraordinario e inspirador» y, de demostrarse, merecerá el Nobel, ya que permite ver lo que pasó «en el primer instante después del big bang».