Guerra al 45 % de sobrepeso infantil en Galicia

Alfonso Andrade Lago
alfonso andrade REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Endocrinos, pediatras y expertos en actividad física unen esfuerzos para atajar la alarmante obesidad de los niños gallegos, que amenaza incluso con tumbar el sistema sanitario

20 ene 2014 . Actualizado a las 14:11 h.

Es toda una cruzada contra la obesidad infantil. Médicos y expertos en actividad física le han declarado la guerra sin cuartel y tratan de reclutar a padres y educadores para frenar lo que han bautizado como epidemia del siglo XXI. «Ya empezamos a ver en las consultas a prepúberes con síndrome metabólico: diabetes tipo 2, colesterol alto, hipertensión... Es algo que antes no existía», advierte Rosaura Leis, pediatra del CHUS y participante en la más reciente iniciativa de este tipo, el Health Lab Kids del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña, un proyecto que involucra al resto de los colegios gallegos y con el que colabora V Televisión.

Veamos primero la radiografía de la situación. Según el último informe (2012) de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, el 19 % de los niños en edad pediátrica sufren obesidad (5 % en el año 1975), y el 26 %, sobrepeso. En total, ¡un 45 %! El peso de los varones subió ocho kilos en dos decenios, y el de las niñas, casi siete, mientras el índice de masa corporal (IMC) creció dos puntos. Los datos nos sitúan ya por encima de Estados Unidos, que tiene un 16,9 % de obesidad infantil.

Al margen de la salud de nuestros hijos, que es lo más importante, aparece un segundo problema. Cada punto del IMC incrementa una barbaridad el riesgo de sufrir enfermedades crónicas asociadas. «Por primera vez, esta generación vivirá menos que sus padres y sus abuelos, lo que pone en peligro la supervivencia de los sistemas sanitarios», apunta Leis. Según el Plan Galicia Saudable, de la Consellería de Sanidade, las enfermedades crónicas no transmisibles suponen el 70 % del presupuesto de Sanidade. «Puede tumbar el sistema de salud», resume Javier de Toro, promotor de la iniciativa Health Lab Kids.

Visto este sombrío panorama, ¿cómo se puede actuar? Hay que hacerlo sobre tres puntales: la dieta, el ejercicio físico y la inactividad. La sociedad ha creado para los niños de hoy un ocio inactivo vinculado a las pantallas que está causando estragos en la salud de los menores, hasta el punto de que «la hora de ejercicio diario que recomienda la OMS ya no es suficiente: habría que mantenerla y, además, combatir la actitud sedentaria del resto del día», sostiene Manuel Giráldez, profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física de A Coruña. «Más de dos horas sentado ya son un problema, y los alumnos pasan muchas en el colegio». Rescata en ese sentido el ejemplo de Finlandia, donde los menores tienen 45 minutos de clase y 15 de actividad física, «con un rendimiento óptimo» y avanza que ya hay colegios en Galicia buscando fórmulas para resolver este problema. «Estar sentado más de dos horas seguidas ya es un problema -afirma-, y la hora diaria de ejercicio que recomienda la OMS contrarresta 4 horas de actividad, pero no más».

Giráldez se congratula por las iniciativas surgidas en Galicia en los últimos años, como por ejemplo el Plan Proxecta, de la Xunta. «Gracias a ellas, a lo que se está haciendo aquí, se ha conseguido incluir en la Lomce la disposición adicional cuarta, que obliga a las Administraciones a garantizar una hora diaria de ejercicio en la escuela», cuando ahora se contemplan solo dos semanales. La disposición contó con el apoyo de la mayoría de los grupos parlamentarios, conscientes de que «el 80 % de los niños y el 91 % de las niñas ni siquiera hacen el ejercicio recomendado», recuerda.

En cuanto a la dieta, Diego Bellido, endocrinólogo del Hospital Arquitecto Marcide, tiene claro que la batalla debe librarse «contra las bebidas hipocalóricas azucaradas y las grasas trans de la bollería industrial». «Un gramo de grasa son 9 kilocalorías, y ni lo ves», advierte.

Una grasa, abunda Rosaura Leis, que funciona no solo como un acúmulo indeseable, sino como «un órgano metabólicamente activo, capaz de generar enfermedades importantes». Contra eso, «ninguna estrategia será adecuada si no conjuga actividad física, lucha contra la inactividad y alimentación sana», apoyada en una dieta atlántica que, según la FAO, se está perdiendo. Endocrinos y pediatras insisten en las claves de la alimentación de un niño: tres raciones de fruta y dos de verdura al día, al menos tres ingestas semanales de pescado, reducir el tamaño de las raciones, agua y lácteos en vez de bebidas azucaradas y aceite de oliva.