El carballo enano logró resistir al fuego y rebrota en el monte Pindo

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Un equipo del CSIC, dispuesto a salvar la especie con sus propios medios

23 dic 2013 . Actualizado a las 19:18 h.

Los científicos del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (CSIC) prácticamente habían perdido su última esperanza, aniquilada por el fuego. Habían intentando en dos ocasiones, sin éxito, lograr financiación para crear un banco de germoplasma (de semillas y demás material biológico) que permitiera garantizar la supervivencia futura del carballo enano del monte Pindo, una especie única en la comunidad e incluida desde el 2008 en el Catálogo Gallego de Especies Amenazadas. Volvieron a intentarlo de nuevo, pero los incendios forestales tienen menos paciencia que la burocracia y, mientras esperaban, las llamas que arrasaron el mítico monte el pasado mes de septiembre convirtieron su sueño en cenizas. O eso parecía, porque el pequeño roble (Quercus lusitanica) se ha empeñado en ofrecerles una nueva oportunidad: ha resistido a la voracidad del fuego y algunos ejemplares empiezan a rebrotar con fuerza.

Su más que posible supervivencia ha sido constatada por los voluntarios de la Asociación Monte Pindo Parque Natural, que se han vuelto a poner de nuevo en manos de los científicos para intentar salvar lo que queda de la especie. «Aparentemente está rebrotando con bastante forza, aínda que haberá que esperar á primavera para ver cómo se comporta e poder dicir con seguridade que está salvado. Pero, de momento, é unha alegría, porque para nós é a xoia ecolóxica do monte Pindo», explica Mario Maceiras, portavoz del colectivo.

A juicio de Maceiras, para certificar la recuperación del carballo enano «está claro que é urxentísimo actuar canto antes». Y aquí es donde el protagonismo vuelve a recaer en manos de los científicos. Sin embargo, el equipo del CSIC todavía sigue sin obtener financiación para un proyecto que, en sus orígenes, consistía en determinar la población de la especie mediante técnicas de biología molecular, crear un un banco de germoplasma para el posterior cultivo in vitro y almacenar este material en nitrógeno líquido para su futura utilización cuando fuera necesario.

Pero la investigadora Elena Corredoira, la que ha presentado los proyectos, también es consciente de que no se puede esperar demasiado, por lo que su grupo está dispuesto a poner en marcha la operación para salvar a la especie con sus propios medios. «La cuestión -explica- es hacerlo ahora o nunca. Y nos planteamos hacerlo, aunque no tengamos financiación, porque te da pena. Es una especie única en nuestra comunidad y tiene un gran valor ecológico».

El pariente más próximo al roble enano que habita en una de las laderas del monte Pindo se encuentra a 500 kilómetros de distancia. En la Península solo existen otras colonias en Andalucía, Extremadura y en el sudoeste de Portugal.