Nervios, champán y bombones. El lanzamiento del satélite Gaia se vivió ayer en la Facultade de Informática de A Coruña como un parto, ya que siete de los «padres» de este proyecto trabajan en la Universidade da Coruña. Una gran pantalla sirvió para seguir todo el despegue, con cuenta atrás -en francés- incluida, y para que los investigadores coruñeses se sacasen un gran peso de encima al comprobar que todo salía según lo previsto. Y, no es para menos, ya que se han pasado los últimos ocho años trabajando en la elaboración del nuevo software de este satélite, que servirá para almacenar y transmitir toda la información que pueda recoger Gaia. La tarea no fue nada sencilla, «porque tuvimos que preparar un software para algo que no se conoce y que generará un petabyte de información. Nunca ha habido una base de datos de astronomía tan grande, pero por las pruebas que hemos hecho creemos que funcionará», explicó Minia Manteiga, astrofísica y profesora de la Universidade da Coruña.
El Gaia se pasará este primer mes viajando por el espacio hasta entrar en órbita, y a partir de ahí comenzará a retransmitir imágenes que permitirán realizar un censo de mil millones de estrellas de la Vía Láctea, lo que supone un 1 % del total. La estación de de la ESA en Cebreros (Ávila) recibirá los datos, pero los investigadores coruñeses tendrán su propia parcela de trabajo, ya que «analizaremos la materia que no se puede clasificar porque es extraña y no se conoce. Aquí se abre un potencial de descubrimiento enorme», explicó Manteiga, que confesó que este proyecto tiene aún mucha trayectoria, «y siempre decimos que si no nos jubilamos con el Gaia, casi».