Industria juguetera y publicidad todavía piensan en azul o rosa

Nacho Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

En España, el 66% de los anuncios contienen tratamientos sexistas

04 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El grito que Ridley, la pequeña niña estadounidense de 4 años que clamó con un vídeo en Internet contra el sexismo en los juguetes diciendo que estaba harta de princesas, todavía no ha llegado a muchos oídos, especialmente a los de la industria juguetera y del mundo de la publicidad. Los juguetes continúan manteniendo matices sexistas que encasillan lo femenino y lo masculino en espacios casi irreconciliables.

Así lo denuncia deMartina.com, empresa juguetera online que confirma que en la actualidad persiste la distinción discriminatoria de acuerdo a estereotipos anticuados. En un análisis en España, algo más del 66 % de los anuncios de juguetes estudiados en la campaña navideña contenían tratamientos sexistas.

Pocas marcas de fabricantes se libran de este tratamiento codirigido a niños/niñas. Playmobil, Lego o Megabloks son ejemplos de juguetes muy conocidos que presentan publicidades segregadoras. Empezando por el color de dichos juegos, con el rosa para las féminas y enganchadas a las tareas del hogar. Casi nunca aparece un niño planchando o haciendo la colada. Y menos en un salón de belleza, lugar de «ensueño» de las «princesas». Los formatos y cajas muestran atareadas amas de casa felices y contentas. Por el contrario, los varones conducen coches rapidísimos, demuestran grandes habilidades y viven intensas aventuras en un universo cromático lleno de azules y rojos.

Las profesiones también están polarizadas en función del sexo. Un niño puede encontrarse en la cocina, pero será un prestigioso chef, frente a ella, que se queda en una simple mamá atareada en preparar la cena; una niña puede actuar junto a un doctor, pero permanecerá en un segundo plano en su papel de tierna enfermera. Pero estos roles que huelen a rancio no llegan únicamente de publicistas y jugueteros. Es la propia sociedad, y en gran medida los padres, los que alientan estereotipos. Hay todavía quienes impiden jugar a sus hijos con muñecas o cochecitos, si es varón, o con espadas, si es una niña.

La tendencia detectada por deMartina y denunciada por Let Toys Be Toys -plataforma nacida el mes pasado para luchar por la eliminación de los anuncios sexistas- viene demostrando que hay un retroceso en igualdad, regresando a números de 1950. Si en 1970 se produjo una apertura en la industria juguetera pareja a los avances sociales de la mujer, ahora se constata el alarmante regreso a los tópicos.