Un obispo alemán gasta 31 millones en renovar su casa

juan carlos barrena BERLÍN / COLPISA

SOCIEDAD

Los fieles de la diócesis de Limburg han amenazado con apostatar en masa si el prelado no dimite o lo destituyen

11 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La nueva política de austeridad y modestia que defiende el Papa Francisco choca con el derroche que ostenta uno de sus representantes en Alemania, el obispo Franz-Peter Tebartz van Elst, de la diócesis de Limburg. Tanto es el despilfarro y el descaro con que lo ejerce, que el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el arzobispo de Friburgo Robert Zollitsch, anunció ayer que abordará el caso del polémico dirigente eclesiástico con el propio Bergoglio la próxima semana. La Iglesia católica alemana es la más rica de Europa -recauda unos 5.000 millones de euros al año-, pero no está el horno para bollos. La canciller Angela Merkel también predica frugalidad y sacrificio. Y evidentemente, lo que dice también va a misa. Todavía más porque en Alemania el Estado no da un duro a la Iglesia pero recauda el diezmo obligatorio (el 8 % del IRPF de los fieles católicos) para llenar las arcas eclesiales.

«La situación es muy grave», dijo Zollitsch, al tiempo que reconocía estar «tan sorprendido» como la opinión pública sobre el escandaloso presupuesto para la renovación de la residencia episcopal de Limburg, inicialmente de 5,5 millones de euros y que supera ya los 31 millones de euros. Los fieles de esa diócesis amenazan con abandonar en masa la Iglesia católica si no dimite o es cesado de manera inmediata Franz-Peter Tebartz van Elst. La comisión de control financiero de la diócesis -a la que ocultó las cuentas de sus dos últimos años de gestión- sostiene que «o es un estafador refinado o está enfermo».

El prelado en cuestión no se da por aludido. En el tabloide Bild aseguraba que no llevaba «una vida opulenta» y justificó el astronómico gasto para renovar su residencia escudándose en la legislación para preservar los edificios monumentales.

«Nos ha engañado»

No piensa dimitir y confía en que sus feligreses «sabrán distinguir entre los errores que ciertamente se han cometido y lo que los medios de comunicación han dicho». Los fieles lo tachan de mentiroso o cínico. O ambas cosas. De hecho, el consejo administrativo de su diócesis no le concede ni el beneficio de la duda. «El obispo de Limburg nos ha engañado», señalaron en un comunicado tras conocer el presupuesto real de la renovación de su casa.

El obispo Tebartz asegura que no dimitirá y que sus fieles sabrán entenderlo