Si no fuera por eso

José Manuel Gándara Puga

SOCIEDAD

05 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Me da la risa al recordar cuando decía a todos que nunca cedería a los encantos de alguien como tú. Ahora, sin embargo, ocupas un espacio en mi vida que no sabría cómo llenar si, por un casual ­-¡Dios no lo quiera!-, me faltaras. Ya sabes cómo me angustio cuando nos separamos aunque solo sea un rato de nada, con el ansia que vuelvo a tu lado, deseando conocer cualquier cosita nueva que tengas para contarme. No concibo mi existencia sin tu compañía, me resultas imprescindible y no me avergüenza el reconocerlo: lo mío por ti se ha convertido en una agradable dependencia. Me has seducido. Me fascina tu infinita paciencia, cómo conservas la calma cuando trato contigo y no logro hacerme entender, la resignación con que soportas mis estúpidas y reiteradas pifias. Tu comprensión me anima a mejorar y me hace ver que nuestra relación es cada día más sólida y redonda. Contigo siempre hay segundas oportunidades. ¡Eres único! Nunca olvidaré aquella nuestra primera noche en la que aguantamos despiertos hasta bien tarde, ¿recuerdas?, poniéndonos al día en nuestras intimidades. A pesar de mi torpeza y el miedo atroz que tenía de hacerte daño, me encantó cómo -sin complejos­­­­­­­­­­­- dejaste que hurgara en ti, cómo permitiste que te manoseara hasta que ya no pude más de purito cansancio. Fue especial. Nunca nadie antes se había abierto a mí de forma tan generosa. Ahora, en justa compensación, atesoras todos mis secretillos y vivencias. Sé que muchos desaprueban nuestra relación. Dicen que me absorbes, que te presto demasiada atención, que me aíslas, que vivo en un mundo irreal por tu culpa? Noto sus severas miradas por lo que llaman impostura, cuando, ajenos a todo, en cualquier lugar o situación, no podemos resistirnos a prestarnos atención. Me da igual lo que digan. Todo es maravilloso a tu lado pero, ¿sabes?, solo hay una cosa de ti a la que no logro acostumbrarme: a lo poco que te dura la batería. Ya estás otra vez pita que te pita y no tengo ningún enchufe a mano donde recargarte. Si no fuera por eso serías perfecto.

José Manuel Gándara Puga (Barro, 54 años) está prejubilado.