Julius, de las calles de Galicia a objeto de estudio académico

Noelia Silvosa
Noelia Silvosa A CORUÑA / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Un universitario coruñés rodó junto a un compañero un documental sobre la vida del vagabundo con material inédito

27 jun 2013 . Actualizado a las 13:51 h.

La historia de Julius, el famoso vagabundo que recorrió las calles de una buena parte del norte de Galicia durante sus últimos años de vida, ha pasado de formar parte del imaginario colectivo a ser inmortalizada como objeto de un documental. Los artífices son dos universitarios que estudian Comunicación Audiovisual en la Universidad Camilo José Cela, de Madrid, el coruñés Enrique Rodríguez y el zamorano Pablo José Colado, que no dudaron en convertir la vida del célebre trotamundos en el centro de su trabajo, titulado El Mundo tras Julius.

Enrique cuenta que, como la mayoría de los coruñeses, ya había visto a Julius en más de una ocasión. «Lo conocía como todo el mundo, como el chico de las bolsas de basura». Fue al poco de irse a Madrid cuando recibió la llamada de su padre contándole que había muerto, lo que despertó su curiosidad y supuso el desencadenante que le llevaría a proponerle a Pablo la grabación. El documento gráfico, en el que participan periodistas de La Voz, fue grabado en A Coruña y A Mariña lucense durante tres días del pasado mes de diciembre. Fue Pablo quien decidió distribuir en estas tres jornadas el filme, que después de seis meses ya puede visualizarse al completo. «Teníamos 5 entrevistas, pero al llegar a A Coruña vimos que había un mundo ahí detrás. Empezamos a conseguir teléfonos, correos...», cuenta Enrique. Así llegaron hasta Juan Carlos Fernández, quien logró establecer contacto con la familia de Julius a través de las redes sociales y aporta datos reveladores sobre su enigmática muerte. Así, Fernández afirma que la verdadera causa de su defunción fue la potomanía, una afección que se produce debido a una ingesta exagerada de agua. Según este allegado al entorno del alemán, este bebía en torno a 10 o 12 litros de líquido diarios.

Es ahí donde radica el verdadero misterio. ¿Quién permite esa ingesta en un hospital? Ingresado en la unidad de psiquiatría del HULA de Lugo, Fernández asegura conocer doctores que tuvieron acceso a su informe médico. Dice que Julius estuvo ingresado dos meses y una semana antes sufrió convulsiones, y añade que la madre del vagabundo veía en su obsesión por beber agua la posibilidad de que él creyese que así limpiaba su organismo de la medicación. «¿Qué hacemos?, ¿ayudamos a una persona que está mal o dejamos a una persona que está mal hacer lo que quiera?», plantea Enrique. Un dilema que caminó junto a los pies descalzos de Julius y que sobrevoló la mente de todo aquel que lo conoció.