La venta de aves rapaces robadas en Barbanza llega a toda España

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

<span lang= es-es >Clavo a clavo</span>. Así escalan los alimañeros por los troncos de los árboles, valiéndose de las puntas que luego Axena y el Seprona recogen como pruebas para intentar localizar a los autores de los robos.
Clavo a clavo. Así escalan los alimañeros por los troncos de los árboles, valiéndose de las puntas que luego Axena y el Seprona recogen como pruebas para intentar localizar a los autores de los robos. FOTOS: AXENA< / span>

Un ejemplar puede alcanzar los 1.500 euros y se destina a la cetrería

12 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los alimañeros tienen en la sierra de Barbanza una arraigada e ilegal fuente de ingresos económicos. El robo de crías de aves rapaces es una práctica que todos los sectores relacionados con el monte reconocen que existe desde hace décadas.

El objetivo de estos furtivos de interior son los halcones, preferentemente azores y peregrinos, que son los más comunes en esta zona de Galicia. Su precio en el mercado negro oscila entre los 1.000 y 1.500 euros. El destino de estas aves es muy diverso. Así se recoge en las conclusiones a las que ha llegado el Seprona, de la Guardia Civil, después de tres años de investigación, y en las que se asegura que pueden acabar en cualquiera de las comunidades autónomas de España que tienen tradición de cetrería. Las dos Castillas, Extremadura y Andalucía son algunas de las regiones señaladas hasta ahora.

Abril y mayo, los peores meses

El trabajo de campo realizado por los agentes del Seprona se intensifica en los meses de abril y mayo. Los alimañeros suelen esperar a que las crías tengan entre 15 y 20 días para sustraerlas, ya que en el caso de hacerlo antes corren el riesgo de que no sobrevivan. Fuentes cercanas a la investigación revelan que este patrón de conducta puede variar si los furtivos notan cerca a la competencia: «Si eso pasa no corren el riesgo de perder la pieza, la roban aunque tenga uno o dos días o esté dentro del huevo aún».

El Seprona realiza un trabajo de prevención y disuasión constante en las zonas de la sierra que considera conflictivas. Entre otras cosas, hace un seguimiento de los nidos localizados, que en algunas ocasiones cuenta con el apoyo de la Asociación Xuvenil para o Estudo da Natureza (Axena), que mantienen actualizado desde hace varios años el censo de este tipo de aves en Barbanza. Las esperas para sorprender in fraganti a los alimañeros o la colocación de cámaras de trampeo que hacen fotos o vídeo son otras herramientas de las que se vale el Seprona para avanzar en la investigación.

Lo que ya está claro es el perfil de los delincuentes. Se trata de personas de la comarca y que, por tanto, conocen el terreno que pisan y las localizaciones de los nidos. Además, también saben cuales son las mejores vías de escape para abandonar el lugar.

Siete halcones en un año

Las aves hacen sus asentamientos en las copas de los árboles y siempre a una altura considerable, que los alimañeros escalan valiéndose de puntas que clavan en los troncos y que les ayudan a subir. Conocer a cuánto ascienden los beneficios de este tráfico de animales resulta imposible por ahora. Lo que sí se puede decir es que solo en el 2010 fueron unos siete ejemplares de halcones vendidos en el mercado negro nacional.