Crecen hasta un 40 % los usuarios de Cáritas en Galicia

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Estela, entre los muros vacíos de una de las habitaciones de su piso de A Coruña.
Estela, entre los muros vacíos de una de las habitaciones de su piso de A Coruña. paco rodríguez< / span>

Cambia el perfil del pobre: trabajadores sin prestación y universitarios

23 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El perfil del pobre está cambiando en Galicia de un modo dramático al incorporarse sectores de la población que hasta ahora se habían mantenido al margen. José Anuncio Mouriño, director de Cáritas Diocesana en Santiago, alerta sobre la creciente demanda de ayuda de trabajadores en paro que ya han agotado la prestación por desempleo, sobre todo mujeres: «Se están viendo muy afectadas y generalmente tienen hijos a su cargo. También empezamos a ver universitarios, que son ya un 2,9 % de nuestros solicitantes».

A la espera de los datos definitivos para Galicia, que se conocerán en junio, algunos centros interparroquiales de Cáritas avanzan ya el incremento de hasta un 40 % en el número de personas atendidas en el 2012, respecto al año anterior. Es el caso de A Coruña, donde su director, Vicente Iglesias, precisa que están repartiendo «de 6.500 a 7.000 euros a la semana entre familias que acuden a los centros parroquiales, generalmente para recibos de luz y agua», y que están completamente «desbordados».

Los datos y las contundentes conclusiones que arroja el informe Foessa, presentado por Cáritas el miércoles, se pueden «trasladar fácilmente» a la realidad gallega, argumenta Mouriño. Además de la fractura social de la que alerta el estudio, «se habla de 1,8 millones de hogares españoles en los que todas las personas activas están sin trabajo, un dato perfectamente extrapolable a Galicia». Esa extrapolación permite hablar de unos cien mil hogares en situación semejante.

«El pobre de corbata es una realidad desde hace dos o tres años, pero hoy lo es más que nunca», advierte Mouriño. Son personas que vienen del mundo laboral, pero que han agotado la prestación por desempleo y no encuentran trabajo. «El problema -detalla el director de Santiago- es que el 76 % de los solicitantes que atendemos pagan una hipoteca o un alquiler», una «losa» difícil de superar.