El comandante del Príncipe de Asturias relata que el proceso de baja se hace de una forma tremendamente ordenada y con un rígido protocolo tras un inventario global.
- ¿Cómo se aborda la baja de un buque de las características del portaviones?
- Esto es un proceso ordenado y metódico. Tiene tres fases claras. Hasta que salimos de Rota vivimos la primera fase, la previa a la inmovilización. Lo inicial es validar nuestra configuración, saber qué tenemos dentro del barco y en qué estado se encuentra. Esa primera fase ya la solapamos con parte de la segunda, la fase de desarme. Y aquí en Ferrol haremos ya el grueso de ese desarme. Deberíamos sacar todo lo que sea útil para la Armada, en principio, hasta el mes de junio. Luego pasaríamos a la tercera etapa, la de valoración y subasta. Cuando no quede nada útil para la Armada a bordo se revisará lo que queda aquí. Hay aluminio, bronce, cobre, acero... Y la Armada y sus técnicos dirán «El Príncipe de Asturias vale esto».
- ¿Puede producirse algún tipo de expolio en los bienes que haya en el buque?
- Hay un proceso regulado que más nos vale seguir. Son bienes del Estado. Es que no puede pasar. Para eso hay una primera fase en la baja para ver todo lo que tenemos dentro. Una vez lo conocemos luego se clasifica en útil, inútil, para desbarate, para enajenación.... Todas las voces de catalogación que puedan existir. Todo tiene que estar ahí.
- Pero ya ha habido alertas en el ámbito político y desde algún partido se ha reclamado control máximo... ¿Por qué tanta suspicacia?
- Los tiempos en los que vivimos no son los tiempos que vivimos anteriormente. Anécdotas se pueden contar muchas. Se desguazaba un barco y, de repente, aparecía, yo qué sé... La vajilla del comandante en casa de no sé quién. Pero las cosas han cambiado.
- O sea, que es totalmente imposible que alguien se lleve algo..
- Imposible no hay nada. Porque, por ejemplo, tu sales ahora de aquí, te caes... Y te caíste. ¿Es imposible que te caigas a bordo? No. Pero si alguien quiere llevarse algo de a bordo lo tiene muy, muy difícil.