Científicos de Vigo hallan nuevos tipos de orquídeas

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Descubren en Cuba dos especies que atraen a los insectos por sus colores en un fenómeno de «polinización por engaño»

27 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El primer hallazgo fue por casualidad. Luis Navarro, profesor de Biología Vegetal en la Universidade de Vigo se topó en una visita de campo que realizaba con sus alumnos de un curso internacional en Cuba con una flor muy vistosa. Era una orquídea de flores grandes y muy colorida que, a simple vista, le pareció interesante. Su instinto no le falló y su sospecha fue confirmada poco después por uno de sus alumnos que hoy realiza el posdoctorado en la Universidade de Vigo. No era una orquídea cualquiera, sino una especie que hasta ahora había pertenecido oculta para la ciencia y que a partir de ahora pasa a denominarse como Encyclia navarroi.

«Resultaba un poco raro que una especie tan grande no fuera descubierta hasta ahora, pero no había duda. Las evidencias morfológicas estaban muy claras y no existía nada parecido entre todo lo conocido», explica Ángel Vale, un investigador cubano que realiza su posdoctorado en el grupo de Ecología y Evolución de Plantas de la Universidade de Vigo.

Un año después, el mismo equipo localizó otra especie ignota que pertenecía a otro género distinto en el extremo opuesto de la isla: la Tetramicra riparia. La descripción de ambas especies, ambas endémicas de Cuba, aunque la primera propia de la zona occidental y la segunda de la oriental, aparece publicada en la revista científica Sistematyc Botany.

En el planeta existen entre 25.000 y 30.000 tipos de orquídeas, a las que el propio Darwin dedicó un libro por su importancia en la evolución, pero hasta ahora se desconocen los mecanismos que expliquen esta abrumadora biodiversidad. En este ámbito es en el que las dos nuevas especies pueden ayudar a clarificar el misterio porque ambas, a diferencia de la mayoría de las plantas, no producen néctar u otras sustancias que sirvan de recompensa para los insectos y aves que las visitan. A pesar de ello, los visitantes florales se sienten atraídos por sus colores y formas, lo que permite su reproducción. Es lo que se conoce como polinización por engaño.