La ciencia reescribe el genoma

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El 80 % del ADN, el llamado «basura», actúa en realidad como «interruptor» de los genes

06 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Nueve años de investigaciones y 440 científicos entregados a la causa han dado sus frutos: lo que se denomina «gen», es decir, ese 2 % del ADN que crea las proteínas -los ladrillos de las células- no es nada sin al menos 80 % restante, que cuando se secuenció el genoma en el 2003 se consideraba basura y que ha demostrado ser fundamental en el desarrollo de la vida, tanto que los investigadores creen que debe replantearse el término «gen».

Con la presentación del proyecto Encode ayer en el Museo de Ciencia de Londres, la genética da una vuelta más, como una hélice de ADN, se hace enrevesada y más espectacular. En el 2003 los investigadores secuenciaron el genoma humano y empezaron a analizar ese 2 % tan escaso que, se suponía, tenía toda la información necesaria para entender la vida, la enfermedad y la muerte; el material restante se consideraba basura, secuencias repetidas y residuos de virus ancestrales sin ninguna utilidad. Tras casi diez años de trabajo, se ha descubierto que el 80 % del genoma -esa parte denominada basura- tiene al menos una función bioquímica en algún tejido del cuerpo (si no en más) y durante uno o más períodos de la vida.

Ewan Birney -coordinador del proyecto Encode- explicó el significado con un ejemplo muy gráfico: «Nuestro genoma solo funciona gracias a los interruptores: millones que determinan si un gen se enciende o se apaga». Algo similar decía Roderic Guigó, profesor en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y participante en el proyecto: «El ADN de las células del cerebro es igual al de las células del hígado, solo cambia cómo y cuándo funciona», y eso lo deciden los interruptores.

Ángel Carracedo, director de la Fundación de Medicina Genómica, destacó el fin del proyecto Encode, pero recordó que los científicos «hace mucho tiempo» que no llaman basura a ese ADN, lo denominan «no codificante», y sabían que tenía funciones reguladoras muy importantes. Eso sí, disponer de información sobre los cuatro millones de interruptores será, según Carracedo, fundamental para controlar las enfermedades.

El porqué de las enfermedades

En cuanto a las aplicaciones, Roderic Guigó explicaba ayer a Efe que «se sabía que había mutaciones en el ADN que estaban asociadas con enfermedades, pero no por qué. Ahora se ve que posiblemente una de las razones sea porque ocurren en alguno de estos interruptores o regiones reguladoras, de las que antes desconocíamos su existencia». Preguntado en el programa La Brújula, de Onda Cero, sobre qué nota pondría a la noticia, el científico catalán -que estuvo en la rueda de prensa en Londres- decía: «Del uno al diez, en genómica le doy un diez; en biología, un siete o un ocho». Si la importancia de un descubrimiento científico se suele medir por la revista que la publica, el proyecto Encode se analizó en unos treinta artículos en tres de las más importantes publicaciones del ramo: Nature, Genome Research y Genome Biology.