Los lefebvrianos niegan que quieran formar una Iglesia paralela a la de Roma

EFE

SOCIEDAD

Cuentan con cuatro obispos, cerca de medio millar de sacerdotes y más de 200.000 fieles

16 jul 2012 . Actualizado a las 22:51 h.

El superior general de la cismática Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Bernard Fellay, asegura que no pretenden crear una «Iglesia paralela» a la de Roma, pero que no contribuirán a la «autodemolición de la Iglesia», y reitera sus críticas al Concilio Vaticano II.

El obispo Fellay así lo manifiesta en una entrevista que publica hoy el boletín Dici de los «lefebvrianos», como también son conocidos, en la que habla del Capítulo General de la fraternidad celebrado en Econe (Suiza) y en la que no desvela la respuesta que dará al Vaticano sobre si aceptan definitivamente las condiciones impuestas para regresar al redil.

«Entre nosotros todas las ambigüedades han quedado disipadas. Próximamente haremos llegar a Roma la posición del Capítulo, que nos ha dado la ocasión de precisar nuestra hoja de ruta, insistiendo sobre la conservación de nuestra identidad, que es el único medio eficaz para ayudar a la Iglesia a restaurar la Cristiandad», afirma Fellay, sin precisar más.

El prelado, al que Benedicto XVI levantó la excomunión junto a otros tres prelados cismáticos en aras de la buena voluntad para que vuelvan al redil, dice que los «lefebvrianos» no pueden callar «ante esta apostasía silenciosa» y que se siguen inspirando «en la firmeza doctrinal» de Marcial Lefebvre, el prelado francés ya fallecido que fundó esta cofradía y que fue excomulgado por Juan Pablo II en 1988.

Preguntado acerca de cómo se presenta el futuro de los «lefebvrianos», Fellay insiste en que tienen que conservar las líneas fijadas por el fundador, al considerarlas «vitales» para la Iglesia y para el tesoro de su tradición.

«Somos católicos, reconocemos al papa y a los obispos, pero debemos ante todo conservar inalterada la fe, fuente de la gracia de Dios. En consecuencia, debe evitarse todo lo que podría ponerla en peligro, sin que por eso pasemos a ocupar el lugar de la Iglesia católica, apostólica y romana. ¡Lejos de nosotros la idea de constituir una Iglesia paralela ejerciendo un magisterio paralelo!», asegura.

Fellay agrega que no serán ellos «los que rompan con Roma», pero destaca que sería «irreal negar la influencia modernista y liberal que se difunde en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II y las reformas que le siguieron».

«En una palabra, guardamos la fe en el primado del pontífice romano y en la Iglesia fundada sobre Pedro, pero rehusamos todo lo que contribuye a la autodemolición de la Iglesia», subraya.

Critica al nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo alemán Ludwig Müller, del que dice que no les «aprecia» y les trata «como parias».

El obispo añade que lo que más les «inquieta» es que al frente del dicasterio que vela por la ortodoxia del catolicismo esté un prelado cuyos textos sobre transustanciación del pan y del vino y sobre el dogma de la virginidad de María «son más que discutibles».

«No cabe duda que en otra época hubiesen sido objeto de una intervención de parte del Santo Oficio, del cual salió la Congregación de la Fe que encabeza actualmente», precisa.

Fellay prometió el pasado 14 de junio al Vaticano que en un «tiempo razonable» daría una respuesta al «preámbulo doctrinal» que le entregó la Santa Sede con las condiciones para regresar a la Iglesia de Roma.

Los puntos del preámbulo se desconocen y lo único que se sabe es que contiene algunos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica «necesarios para garantizar la fidelidad al magisterio de la Iglesia».

El Vaticano insiste en la aceptación del Concilio Vaticano II, al que consideran una «herejía» y que rechazan frontalmente.

Los «lefebvrianos» desataron en 1988 un cisma en la Iglesia católica cuando Lefebvre ordenó sin permiso de Juan Pablo II a cuatro obispos, uno de ellos Fellay.

En aras de la buena voluntad para que vuelvan a Roma, Benedicto XVI liberalizó en 2007 la misa en latín y en 2009 levantó las cuatro excomuniones.

Los «lefebvrianos» cuentan con cuatro obispos, cerca de medio millar de sacerdotes y más de 200.000 fieles repartidos por todo el mundo.