Manuel Blanco Nantón puede presumir, a sus 78 años, de ser uno de los músicos en activo más veteranos de la Costa da Morte
09 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Hijo, sobrino y primo de músicos, a Manuel Blanco Nantón la pasión por tocar le va en la sangre, y el paso del tiempo, lejos de templarla, no ha hecho sino acrecentarla. A sus 78 años, este vecino de Canduas, una aldea del municipio coruñés de Cabana de Bergantiños, puede presumir de ser uno de los músicos en activo más veteranos de la Costa da Morte. «Teño tocado en miles de festas e nunca esquecín unha peza», explica con orgullo mientras repasa su ajetreada agenda veraniega con la Banda de Música Eduardo Pondal, de Ponteceso.
A las órdenes de Suso Méndez ahora -y años atrás, a las del padre de este-, Blanco sigue participando con la misma ilusión que cuando empezó en los numerosos pasacalles, conciertos y procesiones a la que es invitada la banda, entre cuyos integrantes hay algunos que bien podrían ser sus nietos. «A relación cos máis novos é marabillosa e nunca tiveron que esperar por min. Se hai que ir a modo vaise a modo e se hai que correr, córrese», cuenta con humor, explicando que la única concesión que ha hecho al paso del tiempo es la de cambiar la pesada tuba de sus inicios por un más manejable y ligero bombardino.
Blanco no falta nunca a su cita diaria con la música -ensaya una hora todas las noches- y asegura que le ayuda a olvidarse «das malas noticias da televisión» y a mantener el optimismo. «A música é a mellor terapia que existe. Cando toco non penso en nada máis. E eu estou de marabilla. De feito estou máis canso antes de ir tocar que ao volver», asegura sin dejar de sonreír.
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