El wakame coloniza el fondo de las Illas Atlánticas sin riesgo para otras especies

SOCIEDAD

«Es un alga alóctona y no tiene por qué estar aquí», afirma el director del parque nacional

29 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Galicia tiene un nuevo colonizador oriental. Después de los graves problemas que ocasionó a partir de los años ochenta la desmedida proliferación del agresivo sargazo (Sargassum muticum), es el turno del wakame (Undaria pinnatifida) , aunque su entrada en el ecosistema gallego es bastante menos dañino.

Conocida sobre todo por su explotación comercial para consumo, el alga wakame llegó también a Galicia en los años ochenta, posiblemente junto a semillas de ostra japonesa introducidas con poco rigor en el mar gallego. Pero su asentamiento ha sido más lento y mucho menos agresivo que el del sargazo.

El mayor problema es su aparición y proliferación donde no debe, en el fondo marino del parque nacional de las Illas Atlánticas de Galicia. Los recolectores de algas debidamente acreditados por la Xunta no pueden coger especies en este enclave, absolutamente protegido, pero el wakame se ha convertido en una curiosa excepción.

«Sí, hemos autorizado la recolección de wakame porque, evidentemente, nos interesa que desaparezca o se reduzca su presencia. No es una especie propia, sino alóctona, y no tiene por qué estar aquí», confirma José Antonio Fernández Bouzas, director del citado parque. Es decir, que anima a los recolectores debidamente acreditados a que se lleven el wakame de esas aguas.

Demonizado por algunos grupos ecologistas y protagonista incluso de dudosas listas de las especies más invasoras del planeta, los expertos que han analizado el caso gallego no observan excesivos problemas en el alga.

Javier Cremades, responsable del Laboratorio de Algas Marinas de la Universidade da Coruña, explica que el wakame es una especie «que aquí ha ocupado un nicho ecológico casi vacío. Convive en ella con otra alga, pero que aparece en una época distinta, así que no se solapan. Alcanza su máximo desarrollo entre febrero y marzo y luego va entrando en declive».

En su opinión, el alga que llegó a Galicia es poco agresiva por el proceso de selección al que ha sido sometida la especie en los últimos 20 años, «buscando cualidades comerciales, no su agresividad». Por eso la considera «como un visitante que se porta bien» y, en todo caso, «como una mala hierba que no arrasa o desplaza a otras especies ni genera un impacto». Valora además su éxito comercial, aunque entiende que su irrupción en el parque nacional anime a los responsables a tratar de controlarla permitiendo la recolección. «Con el tiempo ?-añade-, las especies alóctonas se van domesticando. Al principio no tienen depredadores, pero poco a poco se integran en el ecosistema».