Un cáncer de la sangre, el mieloma múltiple, afecta cada año a 137 gallegos

J. G.

SOCIEDAD

12 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El mieloma múltiple, el cáncer de la sangre más frecuente después de la leucemia y los linfomas, afecta cada año a unas 137 nuevas personas en Galicia, según un estudio especializado promovido por la Federación Española de Enfermedades Raras, en el que se realizan especificaciones sobre la comunidad. Casi el 90% de los afectados responden a nuevos tratamientos introducidos los últimos años, que provocan menor toxicidad y son más tolerables, y que han incrementado la supervivencia del paciente.

Sin embargo, el pronóstico es malo y solo seis tumores (páncreas, hígado, pulmón, sistema nervioso, esófago y estómago) presentan peores porcentajes de supervivencia. Los últimos datos apuntan que a los cinco años continúan con vida solo el 34% de los varones y el 38% de las mujeres que lo sufrieron. Un sondeo entre cien hematólogos realizado en el año 2007 concluyó que el 26% de los afectados que tratan son casos nuevos, el 62% pacientes antiguos de quienes hacen seguimiento, y el 12% habían fallecido en el último mes, cifras que se mantuvieron de promedio a lo largo de un año. Además, las tres cuartas partes de los pacientes tratados, según la misma investigación, se encontraban en estadios avanzados de la dolencia.

La asociación de afectados reivindica una mayor atención para un problema de salud poco frecuente, pero que provoca serios problemas laborales, económicos, psicológicos y de otro tipo en quien lo padece, incluso necesidad de adaptar la vivienda en buena parte de los casos.

Este tumor tiene consecuencias como fracturas y problemas óseos, infecciones, insuficiencia renal, problemas hematológicos y otras complicaciones. Es, además, causa de elevados gastos para el tratamiento, y produce un mayor número de estancias hospitalarias y bajas laborales que otros cánceres.

Problemas psicológicos

Además, las personas afectadas suelen padecer problemas psicológicos como depresión, ansiedad, o dificultades para afrontar y aceptar esta patología, que también tiene una repercusión importante en las familias.

El paciente, según este estudio reciente, «precisa una cantidad y calidad de servicios importantes, tanto en el ámbito hospitalario como en el extrahospitalario», por la diversidad de demandas que requieren sus problemas.