Tito Fernández: «Soy de trabajar sin hacer ruido, como Amancio Ortega»

Pablo Portabales
p. portabales A CORUÑA / LA VOZ

TEO

ANGEL MANSO

El jefe de cocina del Hesperia Finisterre estudió en Lamas de Abade y trabajó en Ordes, Sigüeiro, Santiago y Teo

25 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es serio. «Y tímido. Siempre lo fui. Si bebo en una fiesta, un poco menos», comenta con una media sonrisa. «Soy de los de mirar, ver, oír y callar. De trabajar sin hacer ruido, como Amancio Ortega», se sincera José Ignacio Fernández Calvo, Tito, desde hace más de una década jefe de cocina del Hesperia Finisterre, el único cinco estrellas de la ciudad.

Los hoteles siguen arrastrando la triste fama de que no se come demasiado bien en sus restaurantes. «Si la gente lo dice es que se lo habrán ganado. Lo que tenemos que hacer es demostrar lo contrario», analiza este admirador de Santi Santamaría y, más cercano, de Iván Domínguez. «Yo no me puedo comparar con ellos porque son profesionales que cocinan para 40 personas, y yo para 600», subraya.

A los 9 años cogió su primera sartén. «La quemé con caramelo. Recuerdo que la tiré por la ventana y nadie se enteró». Será por esa primera experiencia por lo que hoy «los postres los odio. Lo que más me gusta preparar son los pescados», confiesa Tito, que es de los cocineros que también lleva los fogones de casa. «Siempre cocino yo, pero no sé poner la lavadora. Tengo que preguntar a qué botón se le da». Estudió en la escuela Lamas de Abade, un centro que este año celebra su 50 aniversario, y debutó a nivel profesional en el restaurante Labarada, de su tierra, Ordes. Después pasó por el Club de Golf de A Zapateira, por una parrillada en Sigüeiro, por el Pazo Villariza, el hotel Puerta del Camino, el pazo de Adrán en Teo y, antes de incorporarse a la cadena Hesperia, montó su propio restaurante en Santiago, el San Nicolás. Así es Tito. «Más de escuchar que de hablar», insiste el jefe de cocina del hotel Hesperia Finisterre, que confiesa que nunca se bañó en La Solana.