Desahuciar, con el verbo acompañar

La Voz

TEO

12 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los desahucios ponen a la persona, y a la familia, en uno de los peores trances que puede sufrir un humano. Han dejado atrás una larga ristra de suicidios, conocidos y anónimos, y un montón de dolor acumulado como gas inflamable entre cuatro paredes desalojadas. Perder una casa muy sudada, tras perder un trabajo, no es fácil de digerir y ocurre cotidianamente. Prevenir estas situaciones, o reconducirlas, debe involucrar a los organismos hasta la médula. Santiago, Ames y Teo y tres colegios profesionales elaboraron un protocolo para afrontar esos casos y hacer menos fúnebres «badaladas» como esta. El problema, como los cánceres, es cogerlos a tiempo, y los titulares de los hogares en los que esté germinando un desahucio han de olvidarse del sonrojo social, pensar en sus familias y dejarse acompañar por las instituciones.