«Compostela necesita liderazgo»

Ignacio Carballo González
ignacio carballo SANTIAGO / LA VOZ

TEO

Luis Caramés, catedrático de Hacienda Pública, en el exterior del hotel Quinta da Auga.
Luis Caramés, catedrático de Hacienda Pública, en el exterior del hotel Quinta da Auga. álvaro ballesteros< / span>

Cuestiona las posiciones acomodaticias con los beneficios de la tradición

29 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De la crisis económica acabaremos saliendo «porque históricamente es así», pero esta evidencia no le vale a Luis Caramés Viéitez (Cerdedo, 1949) para atisbar un horizonte «con menos brumas, más dorado... lamentablemente». El catedrático de Hacienda Pública de la USC no oculta su mirada escéptica «sobre la vida en general y la universidad en particular».

-¿Qué fue y qué es de aquel plan estratégico del que usted fue director hace una década?

-Cuando pienso en el trabajo que se hizo entonces, creo que la sociedad no fue consciente de que se estaba reflexionando sobre el presente y el futuro de la ciudad y fue un trabajo relativamente desaprovechado. De todas formas, de vez en cuando aparecen salpicadas algunas iniciativas que da la impresión de que el germen estuvo en ese documento.

-¿Las prioridades son otras? ¿Hay menos necesidad de incidir en infraestructuras y más en acciones de corte social?

-Hay dos ejemplos muy claros, como el desafío ecológico o la fractura social. Las crisis, en general, conllevan un replegamiento de las instituciones sobre sí mismas y mirar el corto plazo porque es lo más urgente, sin embargo es un error quedarse ahí. Santiago debería pensar que debe ser una metrópoli de equilibrio en una aglomeración que hay que aspirar a que se formalice a través de la cooperación intermunicipal.

-¿Mancomunidades, consorcios y otros mecanismos de colaboración de concellos, o fusiones?

-Las mancomunidades casi mejor ni mencionarlas. La Mancomunidade de Santiago es un ejemplo de una idea, en sí misma buena, que no ha sido fecunda, salvo casos muy particulares.

-Será un problema de voluntad política.

-Y de diseño institucional, de quién pone el dinero, de quién manda. Hay problemas en el ámbito del transporte, de la ecología... en los que sería muy importante la cooperación.

-¿Es artificial el debate sobre las fusiones de ayuntamientos?

-Ganar dimensión en el tema local es una condición necesaria. Pero, en general, las fusiones que se han llevado históricamente por la vía coactiva han tenido dificultades e incluso han revertido a la situación anterior. Yo no soy partidario de la imposición y sí de los incentivos a la fusión, eficientes y relevantes. La cooperación reforzada entre municipios desembocará en la fusión, puede que en otra generación. No tiene sentido que Santiago, Ames, Boqueixón, Brión, Val do Dubra, Oroso o Teo vivan de espaldas ante muchos problemas que son los mismos problemas.

-¿Falta una estrategia de ciudad en Santiago?

-Hay que tener una visión a largo plazo de lo que quiere ser la ciudad, y hay ciudades que se sienten cómodas recibiendo la tradición y los beneficios de esa tradición. En esa comodidad, consideran que lo que obtienen de su posición histórica, universitaria, administrativa, ha venido dado por los dioses y que no hay nada que hacer ni para conservarlo ni para mejorarlo. Esta es una actitud que hay que remover, el ciudadano tiene que ser activo y hay que darle cauces de participación para que contribuya a la construcción de ese futuro. En su triple dimensión de capital administrativa, universitaria y del Camino, Santiago tiene una impronta y una textura institucional y una proyección internacional indiscutibles. Pero tiene debilidades. Esto puede colapsarse. Hay que darle estabilidad a la base económica sin introducir un modelo de crecimiento que reduzca potencialidades que ya tenemos.

-Pero es ineludible ampliar la base productiva de la ciudad.

-Sí, hay que tener una base económica mucho más amplia. Yo siempre pongo el ejemplo de la Casa del Cabildo, una fachada extraordinaria, entras y tiene dos metros y pico de fondo. Santiago tiene una fachada valiosísima, reconocida internacionalmente, pero el fondo, la base económica de la ciudad, es estrecha y sensible a shocks que llamamos muy pedantemente asimétricos.

-Como estrategia de ciudad, ¿qué prioridades debe afrontar el gobierno municipal que salga de las elecciones de mayo?

-La primera, dar visibilidad al ciudadano de que existe un equipo de gobierno que está más ocupado de los problemas de la ciudad que de sus problemas internos. Otra, una estrategia para la propia burocracia, por dentro también hay que arreglar la casa. Hacia fuera, al menos dos cosas: volver más operativa la relación entre el Concello y la USC; por otro lado, hay que pensar el turismo para hacerlo sostenible, rentable y compatible con el ciudadano y repensar la ciudad histórica, para mantener y revitalizar. Y el desafío tecnológico, la ciudad debe estar atenta para propiciarlo. Hay un tema que ha quedado relativamente abandonado, también por la crisis, que es el mundo audiovisual.

-Dijo García-Bodaño, el domingo pasado en La Voz, que aprecia un decaimiento cultural en Santiago.

-Estoy totalmente de acuerdo. A pesar de que los tics culturales no son extraños a esta ciudad porque siempre los ha tenido, hemos vivido una edad de oro.

-¿La hemos desaprovechado?

-Probablemente. Estas cosas venían también en la onda de la prosperidad en cierta medida artificial y en parte también porque se nos dan, no las conquistamos. Tenemos un gran contenedor, la Ciudad de la Cultura, y medios para revitalizar esto... pero se necesita un liderazgo. La estrategia requiere mucho de bottom-up, de abajo arriba, pero eso tiene que combinarse con liderazgo y yo creo que la ciudad ha perdido liderazgo. Xerardo Estévez y otros agentes públicos y privados consiguieron dotar a Compostela de un instrumento que para sí quisieran otras ciudades de su empaque histórico y cultural: el Consorcio y el Real Patronato. Eso hay que tenerlo muy presente, y cuidarlo y mimarlo. Pero a partir de ahí la ciudad necesita liderazgo, que tiene que ser compartido y consensuado.

Luis Caramés labora en las dos orillas, en la USC su grupo de investigación trabaja en temas de cooperación y gobernanza local, así como, por supuesto, en fiscalidad local. A finales de abril presentará en Madrid un trabajo sobre la reordenación municipal en España, y ultima la tercera edición de su «Economía pública local». Muy volcado en América Latina, en breve se publicará en la prestigiosa editorial Thomson «Mirada sobre la crisis a ambos lados del Atlántico» y prepara unas jornadas sobre hacienda local que se celebrarán en Chile. Por otra parte, coordina la actualización de aspectos del plan estratégico de Santiago mediante un convenio del Concello con la Real Sociedad Económica de Amigos del País.