Doscientos menores en riesgo de exclusión social completaron el Camino Inglés
14 oct 2019 . Actualizado a las 19:45 h.Sus expresiones de júbilo resonaban con fuerza nada más cruzar el arco del pazo de Xelmírez poco antes de las doce del mediodía, tras completar el Camino Inglés. Las voces eran de doscientos jóvenes con diferentes problemas, acompañados de otro centenar de personas implicadas en el proyecto UP2U, que busca la integración plena de adolescentes en riesgo de exclusión social. Para muchos de los participantes llegados desde Canarias —la delegación más numerosa—, pero también de otras partes de España, la actividad supuso estar cuatro días fuera de un centro de menores.
«Sempre están coas mesmas persoas e aquí puideron coñecer e relacionarse con outra xente», explica Manolo, uno de los educadores que acompañó a los jóvenes de entre 14 y 21 años de la delegación gallega, procedentes de los centros Avelino Montero (Pontevedra) y Monteledo (Ourense).
Esta iniciativa, denominada Camino de Valores, buscó impregnar a los jóvenes para que a partir de ahora continúen haciendo lo que esta experiencia en la ruta jacobea les ha exigido, como «convivir, ayudar al otro que dice que no puede más, alentar, levantarse cuando uno no tiene ganas...», aseguró Reyes Martel, al frente del Juzgado de Menores número 1 de Canarias e impulsora de la asociación UP2U. Como objetivo, también «borrar estigmas, porque estos chicos merecen la pena, son estupendos».
El magistrado José Antonio Vázquez Taín, representante en Galicia del colectivo nacido en Canarias, incidió ante los doscientos jóvenes que «la sociedad debe aprender que a vuestra edad se os puede ayudar mucho más de lo que la gente cree, no es simplemente hacer un formulario y trataros como números. Se trata de haceros un traje a medida y ayudaros a salir», manifestó, recordando que, como recogió en una de sus novelas, «nadie nace delincuente, simplemente tomamos decisiones equivocadas». En el Obradoiro, la delegación también fue recibida por el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, y por el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo.