La señalización reflectante llega a los pasos de cebra más conflictivos

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

En lo que va de año hubo 20 atropellos, casi la mitad que a estas alturas del 2017

23 jul 2018 . Actualizado a las 00:43 h.

Se conocen como ojos de gato y desde hace unos meses se hacen visibles, de noche, en el firme de Virxe da Cerca. Y, desde hace unas semanas, también en el de la avenida Castelao. Su función es precisamente esa, la de evidenciarse a los conductores al captar la luz de los faros de los vehículos y reflejarla para identificar la existencia de los pasos de peatones. De momento se han programado en los que se consideran más sensibles para la seguridad del peatón. De ahí que ya se prevea su instalación también en Santa Marta y en San Lázaro, antes de pensar en su extensión a otras zonas.

La prioridad está en los puntos sobre los que la «racha» de atropellos del último año y medio ha puesto la atención, aquellos «nos que detectamos que podía haber máis problema», justifica el concejal de Tráfico, Xan Duro. Y esa prioridad es la que ha determinado que este refuerzo para la seguridad viaria haya arrancado en Virxe da Cerca para dar el salto después a Vite, donde hay cinco pasos con iluminación reflectante: todos en la avenida Castelao, desde el cruce con García Lorca hasta el de Vista Alegre, excepto en los puntos con señalización semafórica.

En Santa Marta y San Lázaro ya se actuó hace un año con el sistema de señalización horizontal roja que se advierte desde hace meses en varias localizaciones, para alertar también al conductor. Pero a ambos barrios llegarán igualmente estos captafaros incrustados en el asfalto.

Dado que su instalación es reciente en Vite, y que antes de ese barrio solo funcionaban en Virxe da Cerca, el Concello sostiene que todavía no se pueden sacar conclusiones sobre si ese refuerzo en la señalización ha tenido algo que ver en el descenso del nivel de atropellos que registró la ciudad en lo que va de año. A estas alturas se han contabilizado veinte atropellos, cuando por las mismas fechas del 2017 se acercaban ya a los cuarenta. Si es cosa de «rachas ou destas medidas verase a final de ano», precisa Xan Duro.

De momento, la cifra se está conteniendo, con un importante descenso respecto al mismo período del 2017, el peor del último lustro. Concluyó con 64 atropellos, (ninguno mortal), un 30 % más que el año anterior y tan solo con dos incidentes por debajo del 2012.

Un informe de la Policía Local de noviembre pasado señalaba que prácticamente el 75 % de los atropellos en la ciudad se deben a falta de atención o de diligencia del conductor y que algo más de un tercio tienen detrás imprudencias graves, como saltarse un paso de cebra o un semáforo en rojo. El 25,5 % son achacables a los peatones.