Usurpar

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor ENTRE LÍNEAS

SANTIAGO CIUDAD

15 jun 2017 . Actualizado a las 08:00 h.

Leo un comunicado de apoyo a los okupas de la Algalia que dice que este grupo defiende su derecho a realizar su actividad social y cultural. Y no. Esta es solo una de tantas falacias que se han dicho estos días sobre este asunto. En Santiago hay centros sociales similares al denominado Escarnio e Maldizer que tienen una actividad tan buena e intensa, o incluso mejor. Ahí están A Gentalha do Pichel o A Casa do Peixe de Sar. Su ideario político es similar al desalojado, pero ambos son absolutamente legales porque emplean locales que o han alquilado o les han cedido. Los de la Algalia no reclaman su derecho a existir. Eso nadie se lo niega. Reclaman su derecho a okupar. A usurpar el local de otra persona y a negarse a abandonarlo pese a que se lo reclame. Y esto, sinceramente, se parece mucho a robar. Y robar está mal aquí, allá y acullá. En Santiago, en Galicia o en Cuba. Nadie puede negar el derecho de cualquiera a manifestarse en defensa de cualquier cosa. Pero no cualquier cosa es un derecho. Robar no es un derecho. Usurpar una propiedad privada tampoco. Okupar no es un derecho. Como tampoco lo es que una comunidad pretenda que se respeten costumbres que atentan contra los derechos humanos alegando tradición, religión o desobediencia al Estado. Pensar que usurpar u okupar es un derecho es tan intrínsecamente perverso como aquellos que defienden que pueden extirparle el clítoris a sus hijas invocando una espeluznante creencia religiosa o cultural. Los okupas de la Algalia no tienen más derechos que los que había hasta hace poco en la calle Roláns, en Conxo, que el gobierno local de Compostela Aberta sí ha echado sin contemplaciones. Las ideas son ideas. Pero no siempre derechos.