F5, gu, disquetera, Amstrad PC 1512, Alcatel One Touch, Dir... Si hasta este momento estas palabras han resultado ininteligibles para el lector, definitivamente somos de generaciones distintas. Esta mañana me he levantado con ganas de visitar una exposición. El Colexio de Fonseca acoge una muestra sobre los equipos informáticos de la universidad desde que las nuevas tecnologías aterrizaron en la misma.
Nada nos recuerda tanto que los años pasan y de que nos van saliendo canas como la informática o la telefonía móvil. Cuando en una película de los años 60 vemos un sofá chester, en una serie de los 70 unas maxigafas de sol, o en una de los 80 unos pantalones pitillo, vemos modas que han vuelto cíclicamente. Somos incluso modernos reciclando abrigos de ante o pantalones de pata ancha.
Pero cuando esas pantallas con una trasera de treinta centímetros de ancho asoman en el primer plano de una serie solo cabe pensar en cómo han cambiado ciertas cosas. El dramatismo de una escena acaba casi convertido en comedia cuando el protagonista se saca un zapatófono del bolsillo. Y cuando ahora veo al secundario responder a un Iphone 4, no puedo evitar pensar, ¡ay, ya no sois tan vanguardistas!
La tecnología es cruel y nostálgica al mismo tiempo. Las fotografías de los viejos ordenadores de la Universidade de Santiago nos recuerdan sin anestesia cuántos años han pasado, pero también nos hacen esbozar una sonrisa. De cuando tú ibas al ordenador y no al revés, de cuando hablar de la Red era cómo hacerlo de la vida extraterrestre, y de cuando F5 gu, nos salvaba la vida.