41 años

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO CIUDAD

14 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Se cumplen hoy 41 años de un hecho que conmovió a la ciudad de Santiago y acabó sepultado en la vorágine de aquellos tiempos: el encierro de 320 jóvenes en Fonseca. Con el cadáver de Franco aún caliente y la comunidad estudiantil desarrollando una actividad frenética para recuperar las libertades, la actuación despiadada de la llamada Policía Armada y más vulgarmente los grises acabó creando un problema a un poder político apolillado.

El campus -el auténtico, el sur- había sido testigo de una asamblea muy concurrida en la cual se había decidido el encierro sin mucha convicción. La brutalidad hizo el resto. Con la indignación en máximos, los jóvenes se metieron en Fonseca, crearon comités de autodefensa y una comisión cultural. Si la memoria no falla -y si falla que disculpe-, por allí apareció para mostrar su solidaridad un profesor de Matemáticas muy respetado, Masa. También lo hizo un miembro de la Brigada Político Social al que se dudó si arrojarlo directamente a puntapiés o no, optando por lo segundo, controlándolo en todo momento -un fantoche que dio una vuelta y se largó con su chulería a otra parte provocando una risotada de desprecio-. Por la noche cantó Benedicto, y su «abaixo a dentadura» -era peligroso decir dictadura- alegró las horas.

La salida, a la mañana siguiente, la negoció entre otros el profesor Suárez-Llanos. Al frente de los grises, uno apodado el Carnicero que separaba con sus habituales malos modos incluso a las parejas.

Todo quedó en el olvido. Aquellos estudiantes de la USC o están jubilados o a punto. Se merecen un recuerdo, porque gracias a personas generosas como ellos hoy se puede votar. Impagable.