La traición

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

04 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la prueba definitiva, la concluyente. La evidencia absoluta. Martiño Noriega gobierna para los suyos, para quienes le profesan lealtad, para quienes asisten carentes de autocrítica a su gestión, a sus aciertos -que los tiene- y a sus errores. Para sus forofos. La confirmación del concejal Jorge Duarte en el cargo tras su anunciada imputación por un presunto delito de corrupción es una altísima traición a los principios que llevaron a Noriega a la alcaldía en un terreno abonado. Recuérdese: una ciudad hastiada de la incompetencia de dos gobiernos del PP que judicializó la vida política local durante tres años, y no precisamente porque convirtieran el pazo de Raxoi en la cueva de Alí Babá, salvo el caso de fraude fiscal de Conde Roa. Gran parte de los 16.300 votos que auparon a Martiño a la alcaldía eran producto de ese hastío. El alcalde de Compostela Aberta ha dicho, en respuesta a la continua pérdida de apoyo electoral de la marea en Santiago desde las municipales de hace 18 meses, comicio tras comicio, que él no era candidato. Por supuesto que no. Pero sí su marca con los valores que él se arrogaba. El primero de ellos, autoproclamado, el de llevar «limpeza» al Concello. Al dar su total respaldo a la continuidad de Duarte, Martiño Noriega enfila ahora un camino sin retorno, ese al que están abocados los políticos que pierden la perspectiva de la calle. El mismo que enfilaron sus antecesores en Raxoi. Es posible que Duarte tenga que sentarse en el banquillo -su propia torpeza al autoimputarse públicamente es clave- y quizá sea absuelto. Pero probablemente ya no será edil y Noriega habrá unido a él su futuro. Un lastre para el alcalde y, lo trascendente, para la ciudad.