28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que tenemos al lado de la puerta de casa, muchas veces se convierte en algo desconocido. Tan cerca se encuentra, que lo dejamos apuntado en la lista de lugares pendientes, pero sin ponerle fecha. Así, apostamos por recorrer medio mundo antes que reservar dos horas al mes para ir a ese entorno con encanto que está a menos de veinte kilómetros, precisamente por esa razón, porque sabemos que el esfuerzo es mínimo para visitarlo. Y en Santiago pasa lo mismo. Todos los días pasamos por delante de la Catedral, San Martín Pinario o cruzamos la praza da Quintana a toda velocidad, esa prisa que parece inherente a nuestro ritmo de vida, al mismo tiempo que tratamos de esquivar a los numerosos grupos de turistas que siguen a un guía con el paraguas distintivo. Pero esa mirada puede cambiar y, de repente, cuando visitas la exposición de fotografías en tres dimensiones que desde ayer está expuesta en la Casa do Cabido te das cuenta de todos esos detalles que pasan desapercibidos en el día a día. Desde esculturas de fachadas que nunca apreciaste con esa nitidez, a detalles de las calles de la zona vieja o ese relieve que parece cobrar vida pero que eres incapaz de situar mentalmente en el interior de la Catedral. Por eso, muchas veces estas muestras sirven un poco para invitar a redescubrir y posar de nuevo la mirada sobre estos elementos. Quizás también invite a detenerse, a pararse como esos turistas que siguen con atención las explicaciones del guía, a tomarse un día para pasear con tranquilidad y alzar la vista para escrutar las fachadas de esos edificios centenarios. No está mal tampoco eso de convertirse de vez en cuando en un turista más de tu propia ciudad.