«En las calles de Santiago hay músicos que te dejan helado, te hielan el alma»
SANTIAGO CIUDAD
El músico interpreta en la rúa do Vilar versiones de artistas como Sabina, Aute y Pablo Milanés desde hace 21 años
28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Antonio Recuero es uno de los artistas callejeros más conocidos de Santiago. Fundamentalmente, porque desde hace 21 años, y siempre acompañado de su guitarra, interpreta versiones propias de cantantes conocidos como Sabina, Aute o Milanés. «Son letras que la gente se sabe y les suenan, así que paran a escuchar», comenta Antonio. Su plaza está bajo los soportales de la rúa do Vilar, «porque desde que me operaron de unos pólipos en la garganta ya no puedo estar en el arco de palacio, donde hay mucha corriente, y tengo que cuidarme», bromea. Antonio es de Madrid, pero se siente «muy bien aquí, es ya mi casa». Antes de elegir a Santiago para echar raíces, Antonio Recuero llevó su música por toda España, y «aunque llueve y hay mucha humedad, no cambio Santiago por otras ciudades».
Se muestra seguro de que la gente tiene una idea equivocada de las personas que trabajan en la calle. «No somos desestructurados, no somos pobres tirados en la calle. Vivimos de nuestro arte. Aunque no es mi caso, los artistas de la calle tienen su casa y su familia. No pedimos una limosna como las chicas de la banderita. Yo no pido, pongo la funda de la guitarra, y el que quiere, al que le gusta, echa algo. Yo ofrezco mi voz y mi música», defiende.
Cuando se le pregunta por los artistas conocidos que dicen haber tocado en el metro de Madrid, Antonio sonríe. «Habrán estado un día, una vez por casualidad. No saben lo que es la calle», ríe. «Yo estoy tres horas y media en la rúa do Vilar cantando. No hay muchos artistas que ofrezcan un concierto de tres horas en directo. Los triunfitos ni uno. En las calles de Santiago y de otras ciudades hay artistas que te dejan helado, te hielan el alma cuando los escuchas. En la calle hay un nivel impresionante, y en Santiago hay gente muy buena».
Por su experiencia, los gallegos, dice, «son desprendidos». «Y aunque no te lo creas tengo clientes fijos, que vienen a escucharme. Los catalanes, digan lo que digan, los mejores. Los turistas se paran a escuchar, pero los mejores son los nacionales. Nunca regatean el precio del cedé. Los extranjeros quieren que se lo venda por cinco euros». Antonio es, además del artista, su propio representante y promotor. Se encarga de gestionar conciertos en locales de Santiago, y también de la grabación de sus cinco cedés. «Los hice en un estudio de grabación, los arreglos fueron de un colega, pero hasta la segunda voz que se escuchar es mía», subraya.
Recuero rememora una de las muchas anécdotas vividas a lo largo de sus 21 años de profesión. «Estaba cantando una canción de Pablo Milanés, y él estaba hospedado en el Hostal porque tenía concierto en Sar. Escuchó, y paró el taxi. Se quedó escuchando, y después asintió con la cabeza. Ojalá hubiera estado alguien conocido para guardar el momento», cuenta con satisfacción.
Aunque su escenario más habitual es la calle, confiesa que le gustaría tocar en salas. «Lo hice varias veces, y es mejor, claro. Este verano estuve en un local de la rúa, y es más complicado, porque te pagan y quieres hacerlo muy bien. El concierto fue sin micro, lo que complica todo». En sus proyectos de futuro está grabar un directo, y lo hará próximamente, en Fuco Lois, «donde ya canté una vez, y sin micro. Es pequeño y tiene un acústica maravillosa, sonó genial», recuerda.
En su cabeza guarda las letras y las melodías de 135 canciones, «todas en castellano, de los artistas de siempre, de los buenos, de los que gustan a todo el mundo. Son los mejores y no son productos publicitarios de un momento, como los triunfitos». Son letras de Aute, Sabina, Milanés o de Víctor Manuel. «Las que todos conocen y cantan conmigo».