«Yo crecí en Santiago, pero en casa hablábamos de Siria en susurros»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTAIGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

sandra alonso

Leila Nachawati aprovecha su doble condición de gallega y siria para tender puentes culturales en su novela "Cuando la revolución termine"

10 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Su padre es el doctor de origen sirio Ayman Nachawati, y su madre es Ángela Rego, de Teo. Aunque nació en Galicia, vivió en Damasco de los 4 a los 8 años, y nunca perdió el contacto con la tierra de su padre. Ahora es profesora de Comunicación en la Universidad Carlos III de Madrid y responsable de comunicación de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones. Ayer estuvo en Santiago, en la Fundación Araguaney-Puente de Culturas, donde presentó su primera novela, Cuando la revolución termine, acompañada por el profesor de Ciencias Políticas de la USC Antón Losada. La novela cuenta la vida de Sarah tras la desaparición del padre de su hija en Damasco. La protagonista, en el año 2014, desde Madrid, recuerda lo vivido en 2011, cuando nació la Primavera Árabe.

-Usted lleva años tratando de explicar el drama sirio, ¿por qué ahora lo hace con una novela?

-Sí, llevo tiempo publicando artículos y ensayos pero no llegaba a toda la sociedad, solo a un sector de la población. Con esta novela lo que me gustaría es que un profesor de instituto la lea y se la recomiende a sus alumnos. Que ayude a generar empatía, a entender cómo vive el otro, que parece que los refugiados están huyendo de un tsunami cuando en realidad hay unos responsables detrás. Quiero explicar cómo empezó todo y la novela es una herramienta.

-¿De qué manera le ha servido su vivencia personal?

-Cuando mi padre acabó la carrera quiso establecerse en Damasco y nos fuimos toda la familia para allá, pero mi madre no aguantó. Hay que ponerse en la piel de una mujer gallega en una dictadura feroz, la del padre del actual dictador, ella no podía con la morriña y nos vinimos. Así que yo crecí en Santiago, pero en casa hablábamos de Siria en susurros, tal era el miedo que había. En el 2011 todo eso se rompió y Siria ha pasado de ser un agujero negro del que no se sabía nada a ser el conflicto más mediatizado, pero hay mucho ruido, mucha propaganda... Quiero utilizar mi posición privilegiada para dar a conocer lo que se conoce y lo que no se conoce al otro lado, tender puentes entre esas dos culturas y demostrar que los sirios son como nosotros, que salieron a la calle pidiendo justicia y los aplastaron, y la consecuencia fue la aparición de ISIS. Si Estados Unidos fue responsable directo de lo que pasó en Irak, también Rusia es responsable de lo que pasa en Siria.

-Ya sabemos cuáles son las diferencias religiosas y culturales, pero ¿cuáles son los puntos en común que le permiten tender puentes?

-Todos queremos lo mismo, vivir con dignidad, enamorarnos, que se respeten nuestros derechos... Todo eso confluyó en la Primavera Árabe que tuvo su eco en el 15-M, imitando las asambleas y las acampadas del mundo árabe. La diferencia es que allí se luchaba contra dictaduras y aquí, contra democracias, pero en todo caso fue contra gobiernos que no nos representaban. Hay muchas cosas en común... Un gallego que haya sufrido la represión franquista tiene que entender muy bien lo que pasa en Siria.

-¿Contenta de presentar su libro en su segunda patria?

-Por supuesto, y orgullosa de hacerlo en la Fundación Araguaney, un símbolo de confluencia de culturas. Yo me vine para Santiago con 8 años y noté mucho el cambio, pero me adapté pronto y soy muy compostelana.

La autora. Leila Nachawati, licenciada en Filología Inglesa por la USC, es profesora de Comunicación en la Universidad Carlos III de Madrid.

La obra. «Cuando la revolución termine» narra la Primavera Árabe desde los recuerdos de una mujer que perdió a su pareja.