El jurado declara culpable a la madre que mató a su bebé en Santiago

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor LA VOZ / SANTIAGO

SANTIAGO

Xurxo Melchor

La decisión es unánime, pero no hubo el mismo acuerdo en declararla enajenada

10 jun 2016 . Actualizado a las 01:04 h.

Culpable por unanimidad del asesinato de su bebé de seis meses. Ese es el veredicto que tras solo una mañana de deliberación han emitido los nueve miembros del jurado popular que han juzgado este crimen ocurrido el 31 de agosto del 2015 en un hotel de Santiago. Según los hechos declarados probados, «sobre las 19 horas, Marisol Fabiola Serrano Martínez se dirigió en compañía de su hija a la habitación en la que se alojaban y, una vez en su interior, la puso sobre la cama y presionó con los dedos su zona cervical [el cuello] hasta provocarle la asfixia y su muerte».

No había muchas dudas respecto a este extremo y así ha quedado claro en los elementos de convicción que ha citado el jurado. En primer lugar, porque la propia acusada había reconocido los hechos y relató al tribunal que lo hizo porque el niño de unos conocidos «le metió el dedo en el ojo [a su bebé] y la acusada consideró que la niña representaba el mal y tenía que acabar con ella para salvar al universo, subió a la habitación y le dio muerte asfixiándola, por tanto no tenemos ninguna duda sobre este hecho», señala el veredicto.

Pero además, las pruebas eran abundantes, contundentes y esclarecedoras. Las grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel mostraron como la madre entraba en la habitación con la niña y como poco después llegaba una conocida y la pequeña ya estaba muerta, por lo que solo Marisol Fabiola pudo matarla. La autopsia también fue determinante, ya que estableció como única causa posible de la muerte la asfixia mecánica provocada por la opresión del cuello de la bebé. El jurado también ha citado estos elementos de convicción como decisivos para emitir un veredicto en el que sus nueve miembros han coincidido plenamente.

No era dueña de sus actos

Sobre lo que sí ha dudado el jurado es respecto al segundo hecho que tenía que juzgar, que era si consideraba que la madre padece un trastorno mental severo consistente en esquizofrenia paranoide, «enfermedad que por la sintomatología psicótica anulaba su capacidad de querer y entender lo que hacía», recoge el veredicto. Es decir, que la madre no estaba en su sano juicio y que por tanto no era dueña de sus actos. Esta era la cuestión central de la vista y, aunque finalmente así se ha estimado, ha sido con solo seis votos a favor, por tres que se han mostrado en contra.

Las dudas del jurado tienen mucho que ver con un hecho que no se investigó debidamente y que, por tanto, tampoco se ha tratado en el juicio pese a su importancia. Marisol Fabiola había acudido a Santiago con su marido -que se acogió a su derecho a no declarar en la vista oral- para participar en el congreso de una secta denominada Instituto Gnóstico de Antropología Samael Litelantes. Las delirantes ideas de este extraño grupo, que considera que si el hombre mantiene relaciones sexuales y eyacula engendra el mal en su interior y en lo que fecunde, parecían tener una conexión directa con los sucesos que no se indagó. De ahí las dudas del jurado, que debía decidir si la acusada estaba realmente enajenada o actuó de un modo ritual y tal vez inducida por sus creencias o por la presión de otros miembros de este misterioso colectivo.

Resulta elocuente que el único asunto en el que el jurado no ha alcanzado unanimidad sea el de la enajenación de la acusada. En cambio, con los nueve votos a favor se ha aprobado tanto que no se conceda la suspensión de la pena privativa de libertad y que no se proponga al Gobierno el indulto parcial o total para Marisol Fabiola Serrano Martínez, de 35 años de edad, natural de Chile y que también tiene nacionalidad alemana porque residía en este país con su marido.

Los tres jurados que han votado en contra de declarar enajenada a la acusada -lo que le evitará la cárcel- han mantenido este criterio pese a que así lo pedían tanto la defensa de la mujer como la propia Fiscalía y a que ante el tribunal declararon tres psiquiatras en calidad de peritos que manifestaron no tener dudas respecto al diagnóstico y que no había ninguna posibilidad de que Marisol Fabiola estuviese fingiendo la enfermedad.

El juez debe decidir si interna o no a la mujer en un centro psiquiátrico penitenciario

Una vez que el jurado -aunque solo por seis votos contra tres- ha entendido que Marisol Fabiola Serrano Martínez no era dueña de sus actos y que estaba enajenada cuando asfixió con sus propias manos a su bebé de seis meses, el magistrado que ha presidido el tribunal, Alejandro Morán, no podrá condenarla a una pena de cárcel.

La sentencia tendrá que decidir por tanto entre internar a la acusada durante 25 años en un centro psiquiátrico penitenciario, como pide la Fiscalía, o decretar para ella una libertad vigilada, como pretende la defensa. La intención de la abogada de la acusada tiene pocas posibilidades de prosperar. En primer lugar, por la gravedad del delito cometido, pero también porque, como expuso la fiscala, Arancha San José, Serrano Martínez residía en Alemania y no tiene en España ni familia ni domicilio.

Ante la queja de la defensa de que el internamiento durante 25 años es una pena excesivamente severa para una persona que el tribunal ha declarado enferma, la representante del ministerio público respondió que ese es el tiempo máximo que podría permanecer en el psiquiátrico penitenciario, pero que podría salir antes si así lo deciden los responsables médicos y judiciales que deberán valorar su estado periódicamente.

Como establece la ley que regula los jurados populares en España, los ciudadanos escogidos para formar el jurado tienen que pronunciarse sobre la culpabilidad o inculpabilidad del acusado, mientras que es el magistrado profesional que preside el tribunal el encargado de dictar sentencia teniendo en cuenta la decisión del jurado. Por tanto, será el juez Morán el que finalmente decida el futuro de Serrano Martínez, que lleva ocho meses en la cárcel coruñesa de Teixeiro en prisión preventiva.