Las instalaciones nuevas tratan de frenar la multa de la Unión Europea

La Voz

SANTIAGO CIUDAD

01 may 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

La inversión de algo más de tres millones de euros en la depuradora de Silvouta es una solución provisional y hasta podría decirse que un parche, algo que reconocen incluso responsables de las instalaciones -como Julio Salgado, director de obra de la empresa pública Acuaes-, o de la concesionaria Viaqua -como su gerente, José Antonio del Rey, o Marta Clemente, jefa de la planta antigua-. La decisión de ampliar la capacidad en Silvouta con la creación de una nueva fase de depuración nació de la necesidad de mejorar en la medida de lo posible el sistema para evitar una multa de la UE, que ya había advertido al Concello de Santiago del mal estado de las instalaciones. Como dice la propuesta de certificación de la ampliación, como consecuencia de las carencias y deficiencias de la EDAR antigua, «la aglomeración urbana de Santiago de Compostela está incluida en un expediente sancionador de la UE».

La advertencia llegó a España en el 2011 y hacía referencia a la deficiente depuración de 38 estaciones en su territorio, de las que nueve estaban en Galicia. Entre ellas, la de Santiago, que evitó la sanción aumentando la capacidad de depuración en un 50 % con la construcción de las instalaciones finalizadas hace unos meses y que ahora están en período de prueba. Pero la capacidad sigue siendo escasa y parte de las aguas residuales que llegan a Silvouta vuelven al río todos los días sin depurar.

Lo mismo pasaba en Vigo y A Coruña, apercibidas también entonces por la UE. Pero ahora, las dos ciudades tienen depuradoras nuevas. Santiago, no.