La depuradora de Silvouta incumple los requisitos ambientales de la Xunta

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

A la izquierda, las instalaciones nuevas, que tratan de paliar las carencias de las antiguas, aunque lo hacen solo a medias.
A la izquierda, las instalaciones nuevas, que tratan de paliar las carencias de las antiguas, aunque lo hacen solo a medias. álvaro ballesteros

Ni siquiera la reciente ampliación respeta el Plan Hidrolóxico aprobado en el 2015

01 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción de una nueva depuradora de aguas residuales en Santiago no se puede demorar. Y no solo por cuestiones ambientales o por la salud de los ciudadanos que viven en el entorno de la de Silvouta y que tienen que soportar los vertidos procedentes de las desfasadas instalaciones, sino también porque el complejo actual queda fuera de toda normativa e incumple no solo la legislación europea sobre depuración, sino también la autonómica. Y no solo la parte antigua de la EDAR de Silvouta, que sería algo en cierto modo comprensible teniendo en cuenta que tiene más de treinta años, sino también la nueva. Es decir, la ampliación que todavía está en período de pruebas y en cuya construcción se invirtieron más de tres millones de euros.

Así lo ratifica la propuesta de certificación final de contrato de ejecución de la adecuación del vertido de la EDAR de Silvouta redactada por la empresa pública Aguas de las Cuencas de España, SA. En ese escrito, se justifica la necesidad de esa ampliación, entre otras cuestiones, porque la depuradora antigua «no cumple los condicionantes de vertido establecidos en la directiva 91/271». Pero poco después se especifica, respecto a las obras nuevas, que «está fuera del alcance de esta actuación el cumplimiento de los nuevos límites de vertido exigidos por el Plan Hidrolóxico Galicia-Costa ni la optimización funcional y energética de las instalaciones de depuración del Concello de Santiago».

Es decir, que incluso las modernas instalaciones que se acaban de construir y que todavía no recibió el Concello de Santiago están fuera de los requisitos ambientales que exige la normativa actual y que recoge el Plan Hidrolóxico Galicia-Costa, un documento que tiene un calendario de ejecución hasta el 2020 y que se redactó con la intención de sentar las bases de todas las actuaciones que se deben acometer para garantizar la calidad de las aguas.

Y es que los sistemas de depuración de la EDAR de Santiago no alcanzan el nivel que exige ahora la normativa. En concreto, la cantidad de materia orgánica como nitrógeno y fósforo que vuelve al río tras el proceso de depuración, en concentraciones mucho más altas de lo aconsejable y lo permisible.

Los dos sistemas

El sistema de depuración en la planta antigua y en la ampliación es diferente. Las viejas instalaciones utilizan únicamente un sistema biológico -reacciones entre partículas orgánicas y engorde de las bacterias por oxigenación- para la formación de flóculos o fangos en suspensión, lo que facilita su eliminación de las aguas. En la nueva, este resultado se consigue con reacciones químicas, con el aporte de cloruro férrico y polielectrolitos que agilizan el proceso, un sistema más moderno pero que además se hace necesario porque, al ser más pequeñas las instalaciones y con una capacidad menor -la mitad de la antigua- hay que depurar la misma cantidad de agua en menos tiempo. Y ni así se logran los parámetros ambientales que exige la Unión Europea o la Xunta de Galicia.