La prohibición de tender la ropa hacia la calle se cumple salvo contadas excepciones

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Un decreto de la Xunta de Galicia del 2007 exige que el tendedero sea cubierto para proteger las vistas desde el exterior

21 abr 2016 . Actualizado a las 07:47 h.

Un largo paseo por la ciudad permite afirmar que los compostelanos cumplen mayoritariamente la normativa que prohíbe tender la colada en las fachadas sin cerramientos que impidan que la ropa sea vista desde el exterior. Lo cierto es que o bien el de ayer no era día de colada o a los compostelanos la jornada de sol les pilló con la ropa limpia, porque solo en el barrio de Pontepedriña la costumbre de tender la ropa hacia la calle se percibe como una conducta generalizada.

Aún así, los tendales en este barrio están colgados en las fachadas traseras que dan a calles interiores o a zonas verdes, y salvo despiste de quien hace este chequeo, ninguno de los tendederos son visibles desde las calles principales. Si bien alguien pueda pensar que la solución para quienes no tienen sitio en sus pisos para secar la ropa es la compra de secadoras, la realidad es que estos aparatos y su consumo no suelen estar al alcance de las rentas de los moradores de los barrios más humildes de la ciudad.

En Vite, Almáciga y Vista Alegre, los casos detectados corresponden a edificios antiguos que carecen de espacios para el secado de la ropa (obligatorio según el decreto 262/2007 de la Consellería de Vivenda), lo que invita a sus moradores a recurrir a tendales exteriores instalados en las ventanas traseras de los edificios, que dan a parques y zonas verdes, como ocurre en Vite y Almáciga, o en los recovecos de las fachadas, que en algunos edificios de Almáciga fueron tapados posteriormente con cerramientos. También hay soluciones como la adoptada por varios edificios de la rúa O Pino, donde se instalaron cubretendales en las fachadas trasera visibles desde San Caetano.

Casos aislados

En otras zonas de la ciudad como Santa Marta y Pelamios los tendales en las ventanas son casos aislados. Precisamente ayer, por la mañana, en Santa Marta se veía desde la calle de acceso a la ciudad un tendal en una ventana, pese a que el inmueble dispone de una pequeña terraza exterior que podría servir con tendal.

Ni en San Lázaro ni en las nuevas construcciones de Salgueiriños, ni tampoco en el Ensanche y casco histórico se vio, al menos ayer, ropa tendida al sol. En el Ensanche, la razón es evidente, y es que la colada se seca en las ventanas que dan a los patios de manzana, que quedan ocultos en el centro de las calles. En la zona noble tampoco hay presencia de ropa secándose en las fachadas, y en los otros barrios se cumple la normativa que exige disponer de espacio para la colada.