«Todos los días subía 94 escaleras»

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Vivió veinte años en el tejado de la Catedral, con las gallinas corriendo sobre las capillas, y veía «desde un lugar privilegiado» las actuaciones en la Quintana

08 feb 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Jesús casi siempre vivió en las alturas. Hoy en As Cancelas, antaño en los tejados de la Catedral, lo más alto a lo que un compostelano puede llegar. Allí vivió desde los dos años. Su padre, Ricardo, fue el último campanero de la basílica. Y Jesús niño tañía las campanas pequeñas. Jesús es una de las dos personas vivas (la otra es su hermana) que residió en el tejado catedralicio, en una casa de dos plantas y un par de ventanas con vistas al cielo. Su progenitor también ejercía de sastre y guía de la Catedral, oficio que heredó Jesús mientras vivió en la basílica, junto con el de tiraboleiro «con Armando Raposo».

Un día vio a la comadrona con un bolso en el que asomaba una cabecita. Era la de su hermano Ricardo, el único que nació en la vivienda monumental. Falleció la semana pasada tras una vida dedicada a la música con Tony Landa, José Luis Perales y, los últimos veinte años, de guitarrista con Raphael. Jesús y su hermano compartieron el sabor de la música en las alturas del templo. «Todos los días subía y bajaba 94 escaleras, pero subía fácil», dice Jesús. Fácil entonces.

A menudo coincidía con el relojero Ramallo, que «ascendía a diario a la torre a darle cuerda al reloj. Si no lo hacía, el reloj se paraba». Las gallinas corrían a lo largo de la nave central, encima de las capillas. Por allí merodeaban también las palomas y los pichones. ¿Les disparaban balines? «No, no usábamos la violencia». A las seis de la mañana su padre tocaba la campana grande, madrugadora. Lo hacía desde cama, con una cuerda que estiró hasta allí: «Para los demás toques había que subir, con lluvia o viento». Remacha: «Lujos no había allí».

Los días festivos el sonido era familiar: «En los repiques generales tocábamos de forma simultánea mi padre, mi madre, mi hermano, mi hermana y yo. Allí bourabamos todos». Con las manos y los pies. A Jesús no le hería la potencia del sonido cercano. Era una rutina. Hoy sí lo nota en la resonancia final de los tañidos. El oído le queda retumbando. Tuvo ocasión de palparlo el día inaugural del año santo de la Misericordia, en donde su experiencia con el badajo fue clave: «Si no estoy ahí, eso no funciona».

Gamberradas

No oculta que encima de la basílica también se pueden cometer gamberradas, y entre las suyas estaba trepar hasta las torres. De niño no era consciente del peligro. Sí lo es de mayor: «Hoy me da vértigo solo de pensar en lo que hacía». Claro que residir en la Catedral tenía sus ventajas: «Las actuaciones del Apóstol en la Quintana las veíamos desde arriba, en un lugar privilegiado. Sin pagar». Y los fuegos «desde la balconada». El redactor preferiría el balcón de enfrente.

A propósito, hablando de la fachada, Jesús elogia la rehabilitación que se está ejecutando en la basílica: «Es una reforma magnífica, fenomenal. Lo cierto es que el deterioro fue brutal en las ultimas décadas». Hubo actuaciones reparadoras «pero no existían los materiales de hoy, que permiten una restauración impresionante». Recuerda que la Catedral «era de color verde».

¿ Y en el plano profesional? Jesús es técnico electrónico y ha ejercido su actividad en destacadas firmas de Santiago antes de recalar en TVE y Retevisión, siempre en las alturas: el Monte Pedroso, desde donde oteó el horizonte durante 38 años. Uno de sus hijos, en Retevisión, empezó a otearlo 25 años después.

La electrónica era su oficio, pero la afición brotaba del pentagrama. Él y su hermano Ricardo comenzaron a tocar el primer instrumento de cuerda, la campana, antes de liarse con la guitarra y otros instrumentos en el tejado de la Catedral. Con algunos amigos formaron un grupo que recorrió Galicia en el seno del programa concurso «Hoy aquí, mañana allí», de Luis Rial.