La cara oculta de los desahucios

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOÁN A. SOLER

La «pesadilla» de Patricia Brea, que llevó al juzgado a su inquilina. La propietaria optó por trasladarse a otra vivienda y alquilar su piso, insuficiente para su familia numerosa

01 dic 2015 . Actualizado a las 10:08 h.

Para Patricia Brea, su hogar en Salgueiriños dejó de ser práctico para acoger a su familia numerosa con toda la comodidad que requieren tres niños pequeños. Ante esta situación, el matrimonio puso en alquiler su piso, del que siguen pagando la hipoteca, y se trasladó a otro con mejores condiciones. Pero lo que en teoría era una opción «perfecta» se convirtió en «una pesadilla casi desde el primer día». Su inquilina «no ha pagado ninguna mensualidad» desde que el pasado julio entrara a vivir en el dúplex de Salgueiriños. Incluso la comunidad y los suministros de agua y luz acumulan impagos y «en agosto, ya fue el colmo, cuando cargaron a mi cuenta bancaria un recibo de teléfono a nombre del que dice ser su pareja, que devolví, y seguí devolviendo otros recibos de teléfono».

«Las largas que nos daba para pagar y las promesas incumplidas» motivaron que Patricia Brea presentara en septiembre denuncia en el juzgado contra su arrendataria por impagos, porque «no quería acumular una deuda mayor». Inicialmente, el desahucio estaba previsto para el 4 de diciembre, pero el 25 de noviembre el juzgado trasladó el lanzamiento para el 21 de enero «para dar tiempo a la jueza a dictar la sentencia» del juicio que se celebró el pasado viernes, 27 de noviembre, «y al que ni siquiera se presentó» la inquilina.

«Siete meses gratis en mi piso»

La propietaria lamenta la situación que está viviendo, «me mina la salud. Paso noches en vela, dándole vueltas al tema. Preguntándome por qué a mí y sintiéndome culpable por fiarme de la gente. Cuando la desahucien habrá vivido gratis en mi casa durante siete meses», apunta. «Yo tengo que pagar la hipoteca y hacer frente a los gastos de mi hogar. No estoy dispuesta a dejar a mis hijos sin calefacción para pagársela a esta señora», comenta indignada Patricia. Junto a los impagos de la renta, la mujer explicó que la inquilina tampoco pagó el agua y la luz. La propietaria reconoce que cometió el «error» de ordenar en octubre el corte del agua, por «no pagar un recibo de algo más de cien euros. Esta acción provocó una denuncia de su inquilina en el juzgado de lo Penal, y «en el juicio, la jueza consiguió que me pagara el recibo con los intereses de demora, 150 euros. Gastan más agua ellos que yo con tres niños». Tras el juicio, se restableció el servicio de agua, «veremos si paga en diciembre». En cuanto a luz, «más de lo mismo. Algo que puede ayudar a otras personas es que, al alquilar, es posible cambiar gratis el titular del suministro de la luz, y si hay impagos van al inquilino y no al propietario. No lo hicimos al principio pero, por suerte, accedió. Así, la deuda no será responsabilidad mía». Su inquilina le dijo que habían robado «en el trastero, joyas y ropa de gran valor, pero ya no me creo nada».

La propietaria asegura que se «fió» de la «buena apariencia» de su inquilina, que rehusó publicar su versión de los hechos. Es una mujer mayor, «de aparente buena situación económica y agradable», pero «me engañó». Patricia le entregó las llaves «dos semanas antes del primer día del contrato, para hacer la mudanza». Ni siquiera vio como un problema recoger en el documento que había abonado julio, «porque aunque no me había pagado, pensé que lo haría».