Apagón de la gestión municipal

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

26 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un grave problema de gestión en el Concello de Santiago. De la gestión ordinaria, esa gestión en minúsculas que no se concreta en proyectos de relumbrón pero que es la que hace que la ciudad funcione, que las calles luzcan, que los policías locales estén en su sitio controlando el tráfico, que los polideportivos reúnan condiciones para la actividad de mil y un equipos, o que los escolares tengan un menú de calidad, caliente y en hora en sus comedores. Y así tantos y tantos servicios locales prestados directamente o, en su mayor parte, mediante concesión. Es esta una gestión programada, con fechas de inicio y final conocidas con antelación, poco menos que rutinaria, que solo exige al Concello vigilancia de su buen funcionamiento.

El tiempo dirá si el protagonismo político de Noriega en los frentes gallego y estatal de las ciudades «rebeldes» puede reportar a Compostela beneficios equiparables a esos que en otras épocas sus alcaldes gestionaban llamando insistentemente, sin cejar en el empeño, a las puertas ministeriales y de las consellerías. En lo que respecta a la gestión de lo cotidiano, se disparan las alarmas. La realidad ya supera a la ficción que se podía barruntar cuando hace unas semanas alertábamos de un problema serio de diligencia en la gestión de dos asuntos primordiales del ámbito educativo: las concesiones de los comedores escolares y de las escuelas infantiles. Ni uno ni otro se han solucionado. En el caso de los comedores, aún no se sabe como va a terminar porque hay más puntos críticos que darle vueltas a la posibilidad de un contubernio de las tres empresas que, una tras otra, renunciaron a prestar el servicio. Como mal menor, los pequeños comerán sin cobertura legal, por voluntarismo de una de ellas, y difícilmente el procedimiento negociado normalizará las cosas antes de las vacaciones escolares de Navidad.

Esto es lo que les preocupa a los compostelanos, y no si hay que retirarle a la virgen del Pilar o al Apóstol los honores que les otorgó la ciudad un día remoto que nadie recuerda; ni si hay que mantener o no el belén del Obradoiro. Lo importante no es el belén, sino que el gobierno local deja sin ambientación navideña, al menos hasta el 17 de diciembre, a los establecimientos de las calles comerciales, mientras las dos grandes superficies declararán inaugurada la Navidad dentro de muy pocos días, con alarde de luz y hasta fuegos artificiales. En este caso, la mala gestión del gobierno de Compostela Aberta castiga al pequeño comercio.

Si, como parece, lo cotidiano no seduce al alcalde, tendrá que buscar una mano derecha que mantenga engrasada la maquinaria y que espabile a los concejales, algunos de los cuales están desaparecidos -estos no se equivocan a no ser que abran la boca- o han dado ya sobradas muestras de incapacidad como gestores de sus delegaciones.