El Ultramarinos cancela su programación hasta que se solucione el conflicto de los conciertos en los pubs

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Desde el local, que califica la situación de «insostible», se explica que en el último mes han tenido «dúas visitas» de la policía. Desde la Asociación de Veciños Compostela Vella insisten en que lo que hay «es una situación de impunidad por parte de los bares que incumplen la normativa»

20 abr 2015 . Actualizado a las 19:37 h.

El conflicto de los conciertos en los pubs compostelanos vuelve a reavivarse horas después de que uno de los locales más emblemáticos en cuanto a programación cultural en vivo haya anunciado que suspende de forma indefinida los actos «ate que a situación se resolva». Los responsables del pub, que publicaron esta mañana un manifiesto en su página de Facebook, califican la situación de «insostible». 

«Levamos realizando actividades culturais ao vivo dende que abrimos, fai 7 anos. No último mes tivemos dúas 'visitas' da policía local», explican sobre la cancelación. «Jódenos profundamente vernos na obriga de ter que cancelar a nosa programación, pero agora mesmo non podemos asumir o risco que supón...», añaden a continuación.

Los dirigentes del conocido pub reclaman voluntad política para que la situación se normalice. «As leis están para cumplilas, por suposto, pero tamén están para modificalas se non se axustan á realidade e, neste caso é evidente que necesitan unha revisión urxente», concluyen.

Respuesta de la Asociación de Veciños Compostela Vella

A la propia normativa se ha referido horas después María Abelleira, presidenta de la Asociación de Veciños Compostela Vella. Abelleira, que insiste en que la licencia de este pub compostelano no le permite realizar conciertos, especifica que, en realidad, «no hay ningún conflicto, lo que hay es una situación de impunidad por parte de los bares que incumplen la normativa». La representante vecinal añade que esta situación se mantiene «con permisividad por parte del Concello que no actúa de oficio desde hace 20 años».

Abelleira muestra su desconfianza en que se llegue a conseguir un cambio de normativa -«cosa bastante improbable por existir directivas europeas y normativa estatal que protegen el medio ambiente y los derechos de los ciudadanos contra la contaminación acústica»-. «Pero hasta que esto se consiga lo que deben es cumplir la ley y no colocarse el papel de víctimas cuando lo que que están haciendo es, precisamente, vulnerar las normas», asegura Abelleira.