O Curro da Parra amplía al Pazo de Altamira

J. Fernández SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Alexxander

20 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

1 No por conocido va a dejar de ser menos relevante el anuncio oficial de la nueva etapa del Pazo de Altamira, que aunará su oferta hotelera y de café-tapería bajo la dirección de los propietarios del vecino restaurante O Curro da Parra. Ya desde el mes de junio se aprecian cambios en el privilegiado establecimiento de la zona de San Agustín, y ayer los jóvenes emprendedores del exitoso local de la rúa Travesa, que por cierto ha cumplido tres años, han querido formalizar socialmente esta nueva aventura empresarial en la que la cercana Praza de Abastos y sus productos frescos tendrá un peso muy importante.

Hotel literario

2 Otra apertura en la zona está prevista para las próximas semanas. Será el Hotel Literario San Bieito, en el cantón del mismo nombre. Supone la rehabilitación de un soberbio inmueble que sirvió de morada en el siglo XIX al erudito Manuel Murguía, esposo de Rosalía de Castro. El edificio, del siglo XVI, ha sufrido una importante transformación para adaptarse a las nuevas tecnologías, que tendrán una importante presencia en su funcionamiento.

Un físico de peso

3Diego Martínez, licenciado por la USC y premio al mejor físico europeo, estuvo en Santiago para hablar de los últimos avances del CERN. Carlos Pajares lo presentó. Franco Confidencial

4La publicación de Franco Confidencial no ha dejado indiferente a casi nadie. Pilar Eyre, que estuvo ayer en Santiago para presentar el libro, asegura que su pretensión es la de dar a conocer la figura de la persona que dirigió los destinos de España durante 40 años. «Lo hago sin censura y sin auto censurarme», dijo. Aunque reconoció que «cuando estaba escribiendo pensé que había superado una etapa y que ya se podía hablar de Franco sin temor a amenazas». Eyre revela detalles de la vida sexual de Franco, que «deduzco que fue inactiva». La escritora cree que la vida íntima del dictador fue determinante. «El médico con el que hablé me dijo que Franco había sustituido el orgasmo por la ambición».