La víspera del Día de Galicia fue un continuo movimiento de gente por distintos puntos de la ciudad, pero un nutrido grupo de jóvenes eligieron la parte inferior de la Alameda para celebrar la festividad de la jornada. La juerga y el alcohol dieron paso, una vez que la movida se disgregó, a un paisaje poblado de desperdicios y residuos de todo tipo. Los servicios de limpieza reforzaron de motu propio sus efectivos con dos brigadas y consiguieron tener todo limpio a las 9 de la mañana tras una hercúlea tarea. Lo mismo ocurrió en otros espacios y, especialmente, en la plaza del Obradoiro a raíz de la concentración humana de los fuegos. Al amanecer la plaza estaba totalmente adecentada, según señala el edil Juan de la Fuente, que felicitó al servicio de limpieza por el «excelente traballo» realizado.