De matadero puntero a una ruina

Xoán R. Alvite MAZARICOS / LA VOZ

SANTA COMBA

ALVITE

Se cumple una década del incendio que arrasó las instalaciones de A Pereira, en Santa Comba

24 ene 2017 . Actualizado a las 13:21 h.

El escenario parece creado para una película de terror de reducido presupuesto. Bien sea por la simple sugestión que produce el conocer su actividad pasada, bien por el lamentable estado de abandono que presenta, incluso por su ubicación, lejos de las viviendas a la entrada de una curva, lo cierto es que recorrer lo que un día fue el matadero de A Pereira produce una inquietante sensación de desasosiego.

Estos días se cumplen diez años del incendio, al parecer provocado de forma accidental por dos menores -esta versión nunca tuvo demasiados adeptos en la zona- que dejó totalmente calcinadas las instalaciones de un complejo moderno y dinámico que llegó a sacrificar más de 2.500 reses diarias.

En los días posteriores al siniestro se habló de una póliza de seguro que permitiría su reconstrucción y el mantenimiento de la veintena de puestos de trabajo que generaba. El gerente, el industrial Jesús Pérez, con los restos todavía humeantes, incluso lanzó el anuncio de una nueva sala de matanza mejor y más grande. Los responsables de la mancomunidad de municipios que en su día avaló los créditos bancarios necesarios para ponerlo en marcha también mostraron un respaldo incondicional al nuevo proyecto. Se daba por hecho que el matadero volvería a funcionar más pronto que tarde.

Pero los días fueron pasando y a la lentitud de los informes periciales y las resoluciones judiciales se unió la desidia de los distintos colectivos implicados.

Ninguno de los siete municipios que siguen formando la mancomunidad -A Baña, Carnota, Mazaricos, Muros, Negreira, Outes y Santa Comba-, ni la Asociación de Carniceros Xallas-Barcala que tenían la concesión de las instalaciones por 50 años, movieron un dedo para buscar una solución real al problema. Ni siquiera se esforzaron demasiado en aclarar lo sucedido o el destino del millón de euros que, al parecer, la compañía de seguros abonó por el siniestro. Los únicos movimientos relacionados con este asunto en los últimos años procedieron del Concello de Santa Comba y de Abanca. El primero sondeaba la posibilidad de devolver al inventario municipal la finca cedida en 1984 para levantar el inmueble, y la entidad bancaria intentaba cobrar el medio millón de euros que aún se le adeuda. Los resultados de esas gestiones han sido, hasta ahora, infructuosos.

Mientras tanto, con el tiempo y los saqueos, el matadero se ha ido deteriorando hasta convertirse en un peligro abierto, pues no existe un cierre perimetral del recinto. La cubierta sigue desprendiéndose y en las naves donde se guardaba el ganado hay pozos de hasta tres metros de profundidad cubiertos de agua.