Un matrimonio huye de su casa y contrata a una empresa de servicios de seguridad tras denunciar amenazas de su yerno

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

SANTA COMBA

Ana García

La pareja, de Santa Comba, pidió una orden de alejamiento en el juzgado

11 jul 2016 . Actualizado a las 18:40 h.

«Estamos mal, non durmimos e apenas saímos da casa pensando que poida estar nalgunha esquina esperando para matarnos». Ese es el estado de ánimo de María Dolores Castro Abelenda, de 68 años, quien, con su marido, Manuel Blanco Pose, de 73, huyeron con lo puesto de la vivienda en la que residían para refugiarse en un piso y evitar así las supuestas amenazas de muerte que, según la pareja, le profirió un yerno, «machado na man» contra ellos.

La pareja presentó denuncia en el Juzgado de Negreira el 27 de junio por mediación del abogado Julián Prieto Valdés, tras tener que «huir da casa porque se nos colle, mátanos». Ambos relataron su versión de los hechos. Comentaron que una de sus hijas y su yerno se casaron «cando tiñan 17 e 18 anos e viñeron á nosa casa, en As Travesas, Santa Comba». Según el matrimonio, el hijo político, «dende hai vinte e sete anos», se mostró siempre como una persona díscola, distante y desafiante. «Falábanos mal e insultábanos. Ao principio eran malas contestacións, aínda que nalgunha ocasión houbo algún golpe, pero non denunciabamos por medo, xa que vivían con nós», apuntó la mujer, que padece fibromialgia. Su esposo sufrió un ictus y un infarto.

Sin embargo, «estos hechos tipificados en la legislación como violencia doméstica», como lo definió el abogado, fueron a más. Y todo por una herencia de un familiar fallecido el 10 de marzo. «A miña filla, que é pitonisa e traballa nun galpón preto da nosa casa, empezou a esixirme, baixo constantes ameazas, a miña parte da herdanza. Eu accedín a darlla por medo». Pero, según los denunciantes, la situación se agravó. «Logo querían a nosa casa das Travesas e díxenlles que non. Entón comezaron a atacarnos». Según la mujer, el día 23 de junio, el yerno, que llevaba varios días viviendo en Santa Comba, se personó en la entrada de la casa, para decirle que iba a construir un alpendre en un terreno propiedad de los suegros y estos se negaron. Entonces, el denunciado, blandiendo un hacha, amenazó a la suegra: «Gritou que me ía meter o machado pola cabeza e que me ía cortar en catro anacos e meterme nunha caixa e que ao meu home llo cravaría no pescozo ata desangrarse». Alertaron al 112 en dos ocasiones. El matrimonio se metió en casa «e pechamos as habitacións con chave». De forma paralela, «o xenro empezou a tapiar a entrada do garaxe con cemento e pedras para que non puideramos sacar o coche». María Dolores y Manuel se refugiaron en As Travesas dos días. «Quedamos case sen comida e aproveitamos un momento no que el marchara a Santa Comba para coller unha tartana que tiñamos [un Peugeot 205] e saír co posto». Una vez a salvo, la pareja llamó al abogado. Eso sí, la pareja contrató a la empresa Hércules de Servicios para tener una persona pendiente de ellos las 24 horas: «Non saímos sen el, imos á compra acompañados, e levamos así desde hai tres semanas».