La felicidad anida en la calle que pasó de patito feo a cisne

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

O PINO

Los comerciantes destacan que por la zona «pasa mucha gente» y los mayores agradecen que haya bancos a cada paso

19 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La felicidad se vende barata en la avenida de Vigo pontevedresa. Tal cual. Es parar a un buen número de peatones que a media mañana transitan por la calle, casi todos residentes en la zona, preguntarles si están contentos con el lugar donde viven, y que afloren tantas sonrisas como en un anuncio de dentífrico. «La calle es una maravilla. Tenemos ambiente y a la vez tranquilidad. No se le puede pedir mucho más. Antiguamente, vivíamos casi en el extrarradio, pero cuando se hizo la obra para cambiar la calle nos acercamos a la ciudad. Ahora es como estar en pleno centro», dice un vecino. Otros no son tan elocuentes. Pero también opinan que, en la avenida de Vigo, «no hay de qué quejarse». Las críticas solo aparecen entre aquellos que viven en la zona más próxima al nudo de O Pino, en la zona que todavía queda por arreglar, que quieren aceras anchas cuanto antes. «Es que si comparas un tramo de la avenida de Vigo con el otro, se cae el alma a los pies», dice una ciclista que vive más allá del Luis Seoane, casi llegando al nudo.

En la parte de la avenida de Vigo más pegada al centro, a media mañana, el trajín de viandantes es grande. «Ahora va todo el mundo andando al centro, así que pasa muchísima gente por delante de la puerta», dice un comerciante. Caminan los peatones por aceras anchas, con bancos a cada paso. Si alguna pega se le puede poner a la zona es que la señalización horizontal de la carretera empieza a borrarse. Una capa de pintura, por tanto, no vendría nada mal.

La avenida de Vigo no es la milla de oro comercial. Pero no le faltan tiendas. Desde una librería de segunda mano, Guillermo señala: «Estoy encantado, es un sitio estupendo, una calle con mucho ambiente de paso y con buenos servicios. Tres veces por semana nos suelen mandar la barredora del Ayuntamiento». Ayer, precisamente, podían verse labores de mantenimiento a pie de calle. No estaban limpiando, sino que había unos obreros colocando unas baldosas sueltas.

Dado que hay bancos desperdigados por la calle, los mayores montan tertulia en distintos puntos. En uno de ellos, unos mayores oriundos de Ourense pero afincados en la ciudad señalaban: «Aquí xuntámonos moita xente, e a verdade é que se está ben, porque nos queda cerquiña da casa. E mira, se vemos que chove enseguida nos levantamos». Mayores e incluso jóvenes aluden al antes y después de la avenida de Vigo con la remodelación que se hizo. E insisten en que la semipeatonalización acercó el entorno al centro urbano. Hay quien recuerda bien cómo era antaño la avenida. Hablan, por ejemplo, de cuando el edificio de Sanidade eran unas dependencias asistenciales con un movimiento enorme. Y explican que entonces allí atendían «a las mujeres del buen vivir -aludiendo a las prostitutas de A Moureira- y a los pobres». Lo cuenta una persona entrada en años, que concluye: «Cómo cambió todo, y lo hizo para bien, para muy bien».